Abordar el concepto del sentido de la vida y su importancia dentro de la psicología social frente a la pandemia del coronavirus nos lleva a recorrer una basta literatura interdisciplinaria. No son pocos los autores que dentro de la psicología social han abordado el concepto del sentido de la vida, como un fin que puede trascender las situaciones límites de la existencia.
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En psiquiatría moderna, a este respecto, existe el término de neurosis noógena, que fue sugerido por Viktor Frankl para explicar una sintomatología depresiva, o bien con síntomas de angustia o de ansiedad que no esconden un conflicto intrapsíquico, ni una determinación neurobiológica, aunque pueda ser concomitante alguna manifestación psicosomática, es decir, que otros aspectos, tales como la desesperanza, o la ausencia de un propósito de vida, ningún sistema axiológico funcional, o la falta de valores prosociales, en conjunto con una apatía notoria, y un profundo sentimiento de desamparo, son algunos de los indicadores más comunes de este tipo de cuadro clínico.
No se trata de una enfermedad, pero es importante notar que pueden eventualmente emerger ante situaciones de fuerza mayor, tales como una pandemia social, tal como es el caso producido por el corona virus, ya que implica una serie de cambios en la vida cotidiana, un aislamiento, y un contacto con la finitud de la vida, al menos en forma latente. Según Frankl, se trata de una neurosis existencial frente al vacío del sentido de la vida.
Es de suma importancia afrontar los cambios producidos por factores que exceden a la persona, y desarrollar habilidades logoterapéuticas, tales como pueden ser la auto biblioterapia, es decir, la posibilidad de encontrar en la lectura amena de un libro, un goce estético que nos ubica en otro tiempo y en otro espacio, para resaltar aspectos de la vida, real o simbólica, que nos permiten focalizar nuestra atención y vienen en nuestro auxilio.
La literatura permite una nueva construcción de la realidad, ya que estimula el pensamiento crítico y la acción reflexiva, no sólo en cuanto a lectura como unión de letras en una palabra, sino también como una “lectura de la realidad” que conlleva una acción crítica. También involucra el análisis de la propia realidad del lector y de sus experiencias de vida.
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Como refiere Clemente (1964), el libro es un instrumento de excitación de experiencias psíquicas correspondientes a todas las particularidades de la mentalidad donde estas experiencias se producen y la lectura de un libro contiene valores que al proyectarse en nosotros pueden hacen resurgir sentimientos estéticos que aguardan su oportunidad liberadora. De allí que la experiencia de leer otorgue la sensación de libertad y el habitar otros mundos diferentes a los de uno, hecho que enriquece la propia vida con nuevas situaciones que muchas veces no se tendrían la posibilidad de vivir.
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La conducta prosocial puede aportarnos también un valor trascendental y ayudarnos a descubrir facetas de nosotros mismos que desconocíamos, y que además, favorecen a otras personas. Asimismo, a medida que se acercan a través de la lectura a personajes y mundos diferentes, los sujetos logran desarrollar mayores grados de empatía con sus pares, situación que repercute en la construcción de sus relaciones sociales inmediatas, principalmente con sus familias. Desde esta perspectiva, mediante el ejercicio de la lectura pueden reflexionar y repensar sus relaciones y cómo las establecen, guiados por los mismos personajes de la narrativa, generando un puente entre el libro y el lector. Al respecto, Freire (1999) define la lectura y la escritura como una llave para el mundo de la comunicación, como un acto creador que es capaz de desencadenar otros actos creadores:
«A partir de ahí, el individuo comenzaría a cambiar sus actitudes, actitudes que lo llevarían a construir su libertad en los diversos entornos en los que la opresión se manifiesta… Leer es una forma de reinventar, re-crear, reescribir; y ésta es la tarea de un sujeto activo. El acto de leer es una actitud frente a la realidad. Leer no es consumir ideas, sino crearlas y recrearlas»
Paulo Reglus Neves Freire, Pedagogía del oprimido
Otras recomendaciones pueden aportar algo de luz en quienes puedan comenzar a presentar algunos indicios de neurosis noógena, algunas de estas son, realizar ejercicios en la casa, es importante también meditar, o una buena oportunidad para aprender a hacerlo, como así también, incorporar algún aprendizaje nuevo, mantener conversaciones con amigos, o incluso disfrutar viendo algún álbum de fotos, para estimular la memoria de otros momentos felices y ser solidarios, lo cual nos ayudará a tener una actitud optimista que es la mejor receta frente a la neurosis noógena.
Referencias
- Clemente, J. E. (1964). Estética del lector. Buenos Aires: El Ateneo.
- Freire, P. (1999). Pedagogía del oprimido. Montevideo, Tierra Nueva.
- Frankl, V. (2003). Ante el vacío existencial: hacia una humanización de la psicoterapia. Barcelona: Herder.
- Frankl, V. (2013). El hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder.
- Heder. (1992): Teoría y terapia de las neurosis. Iniciación a la logoterapia y el análisis existencial. Barcelona. Heder.
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Román, A. M. (2020). Cómo opera la biblioterapia en el conflicto intrasíquico durante la pandemia COVID-19 [día, mes, año de la consulta on line] https://antonioroman.info/como-opera-la-biblioterapia-en-el-conflicto-intrasiquico-durante-la-pandemia-covid-19/
