Introducción
El acceso a la información brinda oportunidades que revisten en todos los casos un valor cultural, es decir que pueden dar lugar a prácticas, hábitos, o conductas innovadoras. Lo cual posibilita una mayor calidad de vida al estimular la incorporación de competencias informacionales relativas a las cuestiones histórico-sociales y las vertiginosas transformaciones de la cultura.
En ese sentido la alfabetización informacional ALFIN resulta imprescindible no sólo para esclarecer el panorama social y cultural de nuestra era, sino ante la emergencia en el mundo laboral de nuevos puestos de trabajo asociados con las tecnologías de la información. Pero a su vez, dentro del ámbito de las libertades personales, la generación de ciudadanos mejor cualificados frente a las urnas depende directamente del acceso a la información disponible.
El derecho de buscar, recibir y difundir información y conocimientos, así como la necesidad de acceso a la información expresan que hay un más allá de los limites geo políticos, donde no deben existir restricciones de ningún tipo, ni ideológicas, ni tecnológicas ni religiosas.
La función del bibliotecario es decisivo en este contexto. Las instituciones sociales se benefician cuando existe el acceso a la información objetiva, vinculada a diversas cuestiones, tanto sean sanitarias como psicológicas, o laborales y técnicas.
No es sólo el acceso a los datos un aspecto relevante frente a las tendencias culturales contemporáneas, sino el paradigma mismo del rol del bibliotecario, quien puede brindar una nueva experiencia al usuario para fortalecerlos en sus competencias informacionales.
Gestión de información ante los nuevos componentes sociales, culturales y políticos
En el tránsito vertiginoso de nuestras sociedades actuales algunos Sociólogos (Suarez, Guy, Zubillaga, 2013) hablan de la sociedad de la incertidumbre. Las personas sufren modificaciones constantes de las reglas de juego, se hace difícil predecir con certeza el curso futuro de los acontecimientos sociales, económicos y políticos.
Las enormes transformaciones que fueron abruptamente acogidas en el seno de la cultura occidental, desde hace unos siglos atrás hasta la actualidad, respecto de la manera de percibir el mundo, y al ser humano, han instaurado una vertiginosa tendencia al cambio que es el signo de nuestra era, y que implica una crisis de las instituciones sociales donde se ven alterados valores, hábitos y las actitudes respecto de los imaginarios sociales.
Frecuentemente, las nuevas aportaciones provenientes de los campos de la ciencia médica en general, de la tecnología y un incipiente estado de oferta constante que apela al mundo del consumo, han generado un estado del arte de las sociedades actuales, donde están en juego los límites y las posibilidades de la propia naturaleza humana, su porvenir, y su permanencia.
La superación de los límites más impensados por nuestros antepasados, hoy son tan asiduos a como nos tiene acostumbrado el mundo de la información. Es decir, estamos frente al campo de estudio del ser humano, en una complejidad sin parangón desde el punto de vista antropológico, científico, económico y social, que presenta un horizonte de expectativas prometedoras por una parte, pero por la otra indica una amenaza incipiente respecto de las condiciones en que se puede sustentar la vida en el planeta.
Para Kuhn, las crisis son un antecedente necesario ante el surgimiento de nuevos modelos de explicación y de actuación científico y social. Según este autor, el avance del conocimiento presenta tres momentos claves en su desarrollo: la ciencia normal, las anomalías y las crisis.
Kuhn expone que en el periodo de ciencia normal hay una estabilidad de la matriz sobre la que se da la producción de conocimiento, esto posibilita un dominio técnico notable y una acumulación del saber, explica que se trata de una:
» empresa enormemente acumulativa y eminentemente eficaz en la consecución de su finalidad, que es la ampliación continuada del alcance y precisión del conocimiento científico» (p. 102).
Thomas Kuhn
Respecto de la segunda instancia del proceso, Kuhn utiliza el concepto de anomalía, al referirse a la emergencia de unos hechos extraños, ajenos al marco explicativo y predictivo del estado de ciencia normal. Estos promueven un tipo de ruptura con el saber acumulado, dando cuenta de una nueva serie de fenómenos que eran desconocidos hasta ese momento. El problema es que esto genera muchas veces la necesidad de aceptar el error, y elaborar una actitud a favor de aceptar el cambio. Pero los científicos y los actores sociales, frente a la exigencia de nuevas respuestas, es decir, ante la emergencia de estas rupturas, no siempre desarrollan estas competencias porque en cierta forma representa una amenaza. Eso requiere de nuevas apropiaciones y adaptaciones, y sin duda ofrece el terreno libre a nuevos actores e interventores del campo, lo cual desde muchos ángulos, políticos, económicos, sociales y culturales implica desajustes y desequilibrios.
Finalmente, estos pueden conducir al tercer momento del proceso, las crisis. Las crisis auguran el cambio de paradigma y concluyen cuando:
“la teoría paradigmática se ha ajustado para que lo anómalo se vuelva algo esperado» (p. 103)
Thomas Kuhn
Así, es la adopción de un nuevo paradigma lo que Kuhn denomina Revolución científica. Está claro, que un paradigma nuevo no invalida necesariamente al anterior, al menos, no en todos los casos, fue Isaac Newton quien escribió:
“Si he visto más lejos es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes”
Isaac Newton
en una carta a Robert Hooke en la que mencionó a Copérnico, Galileo y Kepler, como grandes hacedores del saber astronómico, representantes de esos hombros de gigantes.
Dos importantes reflexiones a este respecto
Primero que las revoluciones científicas posibilitan que la ciencia progrese fundamentalmente a base de cuestionamientos y rupturas. Y segundo que hay evitar quedar enlazado afectivamente a modelos que no están a la altura de las nuevas exigencias y evidencias, esto no sólo desde el punto de vista estrictamente científico.
Esta resistencia al cambio es un obstáculo evidente que Bachelard explica muy bien y que les da el nombre de obstáculos epistemo- fílicos [«relativo al amor del conjunto de ideas que determinan el saber intelectual de una era»] , siendo estos los que representan cuestiones emocionales fusionadas con la labor necesaria de innovación.
Así la actividad científica y social, de las diversas profesiones se ven exigidas de asumir nuevos paradigmas para satisfacer con mayor rigurosidad las demandas sociales contemporáneas. Los alcances de sus competencias, deben ser replanteados y resignificados en el marco de una sociedad cambiente e incierta, donde las tecnologías de la información y las rápidas transformaciones en los hábitos y las costumbres sociales implican una continua revisión de los modelos con los que se cuenta para dar respuesta.
Concepto de paradigmas y los paradigmas en la profesión bibliotecaria
Hoy en día, con las nuevas tecnologías y frente a la labor del bibliotecario, hay un contexto que exige adaptaciones constantes y aprendizajes veloces en el manejo e inteligencia de la información. Será porque este cambio de paradigma que Ortega y Gasset pudo prever ya en su discurso en la inauguración en el 2do Congreso Internacional de Bibliotecarios de la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias (IFLA), el 20 de mayo de 1935, cuando aseveró:
“Tendrá el bibliotecario del porvenir que dirigir al lector no especializado por la selva de los libros y ser el médico, el higienista de sus lecturas”
José Ortega y Gasset
Los bibliotecarios frente al nuevo paradigma tienen que generar innovaciones de productos y servicios para la comunidad en la que interactúan redoblando el esfuerzo, facilitando el desarrollo de las habilidades informativas para llegar más y mejor a todos los ciudadanos.
Por ejemplo la información jurídica actualmente no se limita a atender a “Lector especializado” ya que los bibliotecarios trabajan dentro del complejo circuito de la información que tiene que ser actualizada, útil, precisa, pertinente y certificada por su desempeño profesional.
Además en la actualidad existen cada vez más agentes y sectores que proveen información falsa, yaque persiguen con fines tendenciosos formar una opinión pública, o generar favoritismo político a través de redes sociales u otros medios de difusión, esto implica ideologizar un saber que puede atentar contra la libertades individuales de una República.
De ahí que el bibliotecario hoy por hoy deba ser poseedor de una gran vocación de servicio a la comunidad, que se aprecia mejor en el contexto de la democracia y del acceso a la información jurídica en particular.
Entonces la misión del bibliotecario está constantemente acechada por el dinamismo con que las tecnologías actuales se expresan, y por las actualizaciones constantes de competencias informacionales distribuidas entre la población mundial.
En la actualidad este rol se ha complejizado, y su quehacer profesional se asocia con disponer de todas las herramientas tecnológicas a su alcance, acceder a todas las fuentes productoras de información (sean provenientes del ámbito público o privado), como así también dedicarse a una continua actualización, con la finalidad de adaptarse a las transformaciones que se dan en el campo de la información.
A su vez, son varias las organizaciones internacionales que han postulado la Alfabetización Infrmacional (ALFIN) como un valor en sí mismo, desde el parlamento Europeo, hasta organizaciones de cooperación y desarrollo económico internacionales, entre otros. Así tenemos el plan estratégico de la IFLA 2016-2021 y sus informes anuales de Trend Report sobre “Las cinco tendencias claves que cambiaran el entorno de información”; que según Farfán (2020) remarca el uso de los móviles y espacios en los cuales se manejen impresiones 3D e inteligencia artificial.
También, la American Library Association (en sus siglas en inglés, ALA) a través del “centro para el futuro de las bibliotecas” difunde información al entorno bibliotecario internacional, respecto de siete categorías fundamentales: sociedad, tecnología, educación, medio ambiente, política, demografía y economía (Farfán 2020).
Por su parte, El Consejo de Cooperación Bibliotecaria (CCB) publicó “Prospectiva 2020” (2013), las diez áreas donde surgirían cambios y novedades en las bibliotecas en los siguientes años (Farfán 2020).
La biblioteca posmoderna como organización dentro de un conjunto de instituciones, y como proveedora de recursos tiende a asumir el nuevo paradigma de las tecnologías de la información, mostrando cómo es posible intervenir la comunicación y el manejo de la misma a los fines de mejorar, facilitar y gratificar la experiencia de la demanda.
Por consiguiente, muchos organismos estatales internacionales ya han iniciado planes para el desarrollo de servicios y productos innovadores en sus bibliotecas públicas con la finalidad de reforzar en su comunidad, el flujo comunicacional, las mejoras además en este sentido, son en su mayoría de aspecto tecnológico.
Román (2019) a propósito del nuevo paradigma del bibliotecario aborda el concepto biblioterapia, en el cual el sentido de la vida cobra importancia, ya que hace hincapié en toda la literatura disponible por dispositivos digitales, capaz de dar señales al lector, con las que puede trascender las situaciones límites de la existencia, o caracterizadas por determinadas crisis.
De acuerdo con Román (2020) Viktor Frankl, conceptualizó como noógena esas neurosis que se vincula con aspectos psicológicos como la desesperanza, o la falta de un propósito de vida. Se caracteriza como un sentimiento de desamparo, angustia y abulia, y mayormente suelen manifestarse dentro de contextos sociales donde las libertades personales quedan reducidas, como en los casos de las minorías comunitarias, las instituciones denominadas totales, rangos de poblaciones vulnerables, por la edad, por alguna disfunción o enfermedad, entre otras.
En estos contextos, afirma Román (2019) un libro puede satisfacer profundas inquietudes espirituales u otras, y salvaguardar el equilibrio psicofísico y social tan delicado.
Román (2019) afirma que el sentido de la vida puede asumir mayor importancia de la que se cree, toda vez que remite a una transformación del escenario público y social a través de la estimulación de conductas pro-sociales que se dan a partir del efecto terapéutico de los libros y el acceso a la información:
“La conducta prosocial puede aportarnos también un valor trascendental que además, pueden favorecer a otras personas”.
Dr. Antonio Román
Conclusión
Podemos decir que la digitalización del servicio de las bibliotecas es una revolución paradigmática que se adapta a las crecientes demandas cambiantes y permite a los bibliotecarios satisfacer las experiencias de los usuarios. Para lograr la misión principal, resulta indispensable el aprendizaje digital y la innovación en bibliotecas.
Asumir los retos más desafiantes de cara al nuevo paradigma del bibliotecario involucra la actividad científica, el dominio de saberes que se extienden al ámbito del comportamiento, las emociones, la inteligencia emocional, ya que el dinamismo del flujo de la información, exige una actuación del bibliotecario donde importa la facilidad del acceso, la pertinencia de la fuente, y la experiencia del usuario.
Un bibliotecario del siglo XXI es alguien que empatiza con los nuevos modelos de intercambio de la información, que se adapta a los distintos dispositivos con sus propias lógicas conativas en función de llegar al ciudadano con datos que pueden ser muy relevantes en todas las actividades de la vida social y en democracia.
Hoy frente al nuevo desafío, los Bibliotecarios tienen un rol muy importante dentro de las sociedades contemporáneas, que se ubica más allá de los valiosos y fundamentales procesos técnicos necesarios para cualquier sistema integrado de gestión bibliotecarias. Se trata de promover con mayor facilidad las competencias informacionales, comprendidas como una necesidad humana de la democracia. Esta tarea bien desempeñada abarca todos los campos y disciplinas, donde poder intercambiar información apuntalar el progreso y el desarrollo humanos.
Referencias
Kuhn, T. (2004). La Estructura de las Revoluciones Científicas. México: Fondo de Cultura Económica.
Ortega y Gasset, J. (1967). Misión del Bibliotecario y otros ensayos afines. [en línea] 2da ed. Bárbara de Braganza, 12: Madrid.
Quispe Farfán, G. A. (2020). Innovación tecnológica en bibliotecas públicas municipales de Lima: un estudio exploratorio, diagnóstico y propuesta de líneas estratégicas.
Ramos, C. A. (2015). Los paradigmas de la investigación científica. Avances en psicología, 23(1), 9-17.
Ruiz, M. J. G. (2020). Mendoza Gamiño, Alejandro (2019): Los saberes de la era digital. Nuevas tecnologías para la práctica humanística: teoría del aprendizaje, bibliotecas digitales y arte terapia (Pontevedra: Editorial Academia del Hispanismo), 161 pp. ISBN: 978-84-17696-12-2. Revista española de educación comparada, (35), 227-229.
Suarez, J. Guy, B. Zubillaga, V. (2013) La Sociedad de la Incertidumbre.Universidad Nacional Autónoma de México. Centro de investigaciones interdisciplinarias.
Cómo citar este artículo
Román, A. (2020). Cambio de paradigma en el acceso a la información[Día, Mes, Año de la consulta en línea] https://antonioroman.info/cambio-de-paradigma-en-el-acceso-a-la-informacion/