Introducción
Científicos Sociales y asesores del ámbito político se interesan cada vez más en saber cómo trabajan las organizaciones del Tercer Sector, que operan de forma directa en grupos sociales identificados con un ideario común y con un impacto cultural y económico que estan por fuera de los planes de los gobiernos y del consumo de productos de las empresas con fines de lucro. Podemos decir que toda actividad económica tiene carácter social pero las necesidades insatisfechas por el sector público y privado a la población son las que dan impulso a la Economía Social y Solidaria o del Tercer Sector, Estas organizaciones de la economía social son las que manifiestan las dimensiones sociales de sus actividades. Tienen en común ser entidades sin ánimo de lucro y motivadas en el “en el ideario del bien general” Cahián (2004) . En este contexto desarrollaremos en el artículo conceptos de Cultura, Estrategia, Propósito Estratégico y Tercer Sector para el beneficio de estas Organizaciones que operan valores desligados del ejercicio lucrativo.
Cultura
Geertz (1990) y Weber (1974), autores de gran clivaje en temas de sociología y hermenéutica culturalista, saben que el ser humano es la inscripción de un código basado en la trama de las significaciones del lenguaje, tanto como Vico (2012), o Cassirer (1968), estos autores aprendieron el valor del símbolo como elemento de análisis de una cultura. El símbolo circula en las sociedades contemporáneas, como creaciones del ser humano, cargados de significatividad, representando convenciones culturales, una historia de relaciones sociales, una forma de vincularse con la naturaleza, y sobre todo una dimensión donde especularmente, lo humano se refleja, arrojando notas y claves sobre su identidad particular y su puesto especial en el universo todo.
Algo en el orden de la cultura se perpetúa, permanece y comunica, unos saberes determinados, un “pathos”, una configuración de la existencia ya no mediada por una intelectualidad ajena, sino sentida, experimentada en las coordenadas que la tradición y solo ella puede dar. Tomamos estas definición de cultra como punto de referencia :
“…un conjunto de símbolos que obra estableciendo vigorosos, penetrantes y duraderos estados anímicos y motivaciones en los hombres, formulando concepciones de un orden general de existencia, y revistiendo estas concepciones con una aureola de efectividad tal que los estados anímicos y motivaciones parezcan de un realismo único”
Definición de cultra de Clifford James Geertz (1926-2006)
Román (2019) imparte su lectura de la cultura con una perspectiva más abocada a detectar el influjo de los determinantes del psiquismo en su estructura psicosocial y socio dinámica, de esta manera logra dar cuenta de que una cultura puede contener a su vez sub-culturas, que cumplen con una cierta organicidad que le es inherente y en donde existe un marco de significaciones, de imaginarios sociales que conversan con los efectos reales que producen los entramados simbólicos más abarcativos de una sociedad, sus investigaciones permiten ver hasta qué punto una persona puede ser el resultado de un contexto sub cultural específico, que tiene su propia historia, su idiosincrasia, su posición marginal o no, su status, entre otras variables propias de la ciencia y de la psicología social, pero sobre todo, cómo justamente por medio de un acceso a la lectura, a ese laberinto de sentidos y símbolos culturales, las personas antes condicionadas o marcadas por ciertas significaciones sociales, pueden reubicarse metafóricamente, en su pensar y en su sentir, conforme amplían su propio mapa de referencia psicosocial y comunitaria.
Román (2019) enseña así que una nueva apertura o reapertura al universo simbólico, desde la lectura, puede también resultar un instrumento de modificación de la conducta y de adaptación, escribe:
“Gracias a los aportes de la Psicología Cultural se comprendió que la mente es un logro socio-cultural en cuya constitución operan significativamente las experiencias relacionadas con lo que se le ha dado a aprender a un sujeto a lo largo de su vida, en cuanto a los contenidos y a las formas de representación que ha tenido la oportunidad de frecuentar».
Antonio Román
Es posible encontrar en la concepción de cultura una raigambre del concepto freudiano de renegación, que para el psicoanálisis, opera en cada persona como un modo de defensa consistente rehusar reconocer la realidad de una percepción traumática. Así, la cultura como tal, en su decir, esconde las relaciones de poder que han posibilitado su hegemonía, por ejemplo, Zaffaroni (1994) explica que, el poder punitivo característico de todo orden social verticalista y jerarquizado, sirvió de base para edificar imperios como el romano, o lo mismo sirvió tras la conquista de América, para legitimar un dominio social.
Así, según Zaffaroni (1994), las sociedades actuales demonizan la delincuencia, “[…] se alega una emergencia, como una amenaza extraordinaria que pone en riesgo a la humanidad, a casi toda la humanidad, a la nación, al mundo occidental, etc., y el miedo a la emergencia se usa para eliminar cualquier obstáculo al poder punitivo que se presenta como la única solución para neutralizarlo. Todo el que quiera oponerse u objetar ese poder es también un enemigo, un cómplice o un idiota útil” , en este decir, aquello que se denomina emergencia puede cobrar diferentes representaciones sociales, con mayor o menor grado de alcance, pero en todos los casos legitima el poder punitivo instaurado en el imaginario social colectivo. Es notable observar cómo el discurso en todos los sentidos, según lo que se ha venido mencionando, es un instrumento no sólo de lectura de la cultura, sino también de constitución de su trama.
Estrategia
El lector avisado, esperará para este apartado, una cita al célebre Clausewitz, en su tratado sobre la guerra. O incluso podría depositar sus expectativas en algún pasaje del libro de Sun Tzu, o si se considera más afín al derecho, alguna paráfrasis de Macchiavello. Y es que la estrategia es un concepto militar, traído del latín, según la RAE , por la conjunción de términos “conductor y ejército”. Esto nos ubica de inmediato en un territorio donde el tiempo parece apremiar, y en el cual, existe un entorno que no es posible controlar completamente, todo lo contrario, que está acechándonos y de improvisto nos puede atacar, o hacer perder, o hasta matar, algo que la especie humana en su desarrollo evolutivo, debió aprenderlo necesariamente a riesgo de perecer definitivamente.
Por ello, desde la simple idea de un conjunto de cazadores, organizándose para conseguir su presa, hasta las formas más evolucionadas de la contienda militar, la estrategia parece ubicarse como el nódulo que articula toda actividad humana en la lucha por la existencia.
Quizás nos hayamos ido demasiado lejos, no obstante, conviene recordar que explícita o implícitamente, con mayor o menor grado de complejidad o rodeo, el mundo contemporáneo, podría pensarse como una continuación de la guerra, sólo que acaecida en entornos y mecanismos más diplomáticos, más acordes con una lógica del mercado.
La cultura por su parte opera como una barrera a los impulsos instintivos del mercado ante los intentos de trasnformarla por la «cultura del consumo» con acciones, aceptadas desde el punto de vista moral o social por la comunidad, a las que el mercado intenta transformar. La sublimación del mercado por medio de la cultura comienza en considerar al individuo como un actor cultural y no un mero cliente.
Desde la visón del mercado, la estrategia se entiende como un el proceso para lograr nuevas posiciones que induzcan a los clientes a cambiarse de posiciones establecidas o que atraigan a nuevos clientes, con el objeto de obtener mayores beneficios económicos a la empresa.
Es en el contexto de la incipiente Democracia occidental, que diversas asociaciones y agrupaciones han florecido a lo ancho y a lo largo del mundo moderno. Frazer (1980), en La Rama Dorada, manifiesta que la aparición de los conductores despóticos fue una necesidad concomitante al abandono del estado de barbarie. Existe una informe cantidad de bibliografía sobre la naturaleza de los conductores, aquí sólo diremos que en democracia, la conducción reside en la posibilidad de influir sobre otros, pero es una influencia basada en un saber-y-hacer, que cumple con condiciones de calidad, entendida como producto agregado, como atributo de la especialización, de la experiencia en un área de experticia, que está en inserta en una comunidad basada en el valor del intercambio y en la sobre abundancia del conocimiento. En palabras de Johnson y cols. “La estrategia se ocupará probablemente de la dirección a largo plazo de una organización” . Según estos autores en la actualidad, la estructura de una estrategia, para una organización, responde a tres ítems bien definidos, entre los que no pueden faltar Misión, Visión, y Valores.
Referencias
- Cahián, A. (2004) «Las ONGs. La participación ciudadana, el liderazgo comunitario». Buenos Aires: La Roca
- Weber, M. (1974) «La objetividad del conocimiento en las ciencias sociales». Editorial de Bolsillo, Barcelona.
- Román, A.M. (2019) «Imaginarios sociales de exreclusos sobre la lectura y el sentido de la vida: la función de la biblioterapia en personas privadas de su libertad (tesis doctoral)». Universidad Argentina John F. Kennedy, Argentina
- Geertz, C. (1990). «La Interpretación de las Culturas». Barcelona, Gedisa.
- Zaffaroni, E.R.(1994). «Minorías desplazadas, delincuencia y poder punitivo». En Eguzkilore, Nº7, Dic. 1994
- Cassirer, E. (1968) “Antropología filosófica, introducción a una filosofía de la cultura”. México. Fondo de cultura económica.
- Vico, G. (2012). «Principios de una ciencia nueva». Fondo de cultura económica de España
- Freud, S (1986) «Fetichismo(1927) Obras completas, tomo XXI». Buenos Aires, Amorrortu.
- Jonhson y cols (2006) «Fundamentos de estrategia». Madrid. España. Prentice Hall.
- Clausewitz, I. (1998) «De la Guerra». Buenos Aires Rescates need.
- Sun Tzu. «El arte de la guerra». Biblioteca virtual universal.
- Mance, A. (1999) A revolução das redes: a colaboração solidária como uma alternativa pós-capitalista à globalização atual, Petrópolis: Vozes
- Maquiavello, N (1987) «El príncipe». Buenos Aires Colihue. Clásica
- Frazer J,G. (1980) «La Rana Dorada». México. Fondo de cultura económica.
- Eugenio Raúl Zaffaroni. “La cuestión criminal”, cap. IV. Publicado en Pagina 12, jueves 9 de Junio de 2011.
- Bazán, I,O. y cols. «Las instituciones sin fines de lucro: El imperativo de la Planeación».
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Román, A. M. (2020). Estrategias para la Economía Social y Solidaria. Parte 1: Cultura y Estrategia [día, mes, año de la consulta on line] https://antonioroman.info/estrategias-para-la-economia-social-y-solidaria-parte-1-cultura-y-estrategia/