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Una mirada desde lo empírico y la episteme
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Amor y libertad en el personaje de Marcela del Quijote

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Feminismo en la literatura de siglo XVII

Marcela con un razonamiento inductivo va aportando diferentes argumentos hasta una conclusión final que se contraponen a los dichos de los pastores influenciados por los prejuicios de la época en contra de la mujer y en favor del hombre.

Ante la imposibilidad de ser comprendida por las normas que regían la voluntad de las mujeres de la época (monja, esposa o laica consagrada) la pluma de Cervantes resuelve su suerte confinándola en el monte, lejos de la influencia social. “Y en diciendo esto, sin querer oír respuesta alguna, volvió las espaldas y se entró por lo más cerrado de un monte” Su femineidad termina siendo casi de carácter espiritual sin deseos ni pasiones. También cuestiona de la atribución subjetiva de lo bello y lo feo“Hízome el cielo, según vosotros decís, hermosa”

Si consideramos al Quijote como el alter ego de Alonso Quijano con su propia construcción imaginaria de caballero andante con la intención de seguir las máximas caballerescas (defensa del menesteroso, especialmente de viudas y demás mujeres, huérfanos y pobres desvalidos) Marcela simplemente dice su verdad y no pretende más que vivir en paz.

Un personaje, que aun con su autodistanciamiento, conmueve e interpela al lector sobre el amor y la libertad desde 1605 diciendo “Y si se me hace cargo que eran honestos sus pensamientos y que por esto estaba obligada a corresponder a ellos”

Aquí algunos fragmentos del monologo de la pastora Marcela en el “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha” (1605/1615)

Capítulo XIII:  Donde se ponen los versos desesperados del difunto pastor, con otros no esperados sucesos

Bien les pareció a los que escuchado habían la canción de Crisóstomo, puesto que el que la leyó dijo que no le parecía que conformaba con la relación que él había oído del recato y bondad de Marcela, porque en ella se quejaba Grisóstomo de celos, sospechas y de ausencia, todo en perjuicio del buen crédito y buena fama de Marcela. A lo cual respondió Ambrosio, como aquel que sabía bien los más escondidos pensamientos de su amigo:

—… bien que sepáis que cuando este desdichado escribió esta canción estaba ausente de Marcela, […] Marcela, la cual, fuera de ser cruel, y un poco arrogante, y un mucho desdeñosa, la mesma envidia ni debe ni puede ponerle falta alguna.

…Y queriendo leer otro papel de los que había reservado del fuego, lo estorbó una maravillosa visión —que tal parecía ella— que improvisamente se les ofreció a los ojos; y fue que por cima de la peña donde se cavaba la sepultura pareció la pastora Marcela, tan hermosa, que pasaba a su fama su hermosura…. […] Ambrosio, cuando con muestras de ánimo indignado le dijo:

—¿Vienes a ver, por ventura, ¡oh fiero basilisco destas montañas!, si con tu presencia vierten sangre las heridas deste miserable a quien tu crueldad quitó la vida? ¿O vienes a ufanarte en las crueles hazañas de tu condición? ¿O a ver desde esa altura, como otro despiadado Nero, el incendio de su abrasada Roma? ¿O a pisar arrogante este desdichado cadáver, como la ingrata hija al de su padre Tarquino? Dinos presto a lo que vienes o qué es aquello de que más gustas, que, por saber yo que los pensamientos de Grisóstomo jamás dejaron de obedecerte en vida, haré que, aun él muerto, te obedezcan los de todos aquellos que se llamaron sus amigos.

—No vengo, ¡oh Ambrosio!, a ninguna cosa de las que has dicho respondió Marcela… sino a volver por mí misma y a dar a entender cuán fuera de razón van todos aquellos que de sus penas y de la muerte de Grisóstomo me culpan; y, así, ruego a todos los que aquí estáis me estéis atentos, que no será menester mucho tiempo ni gastar muchas palabras para persuadir una verdad a los discretos. Hízome el cielo, según vosotros decís, hermosa, y de tal manera, que, sin ser poderosos a otra cosa, a que me améis os mueve mi hermosura, y por el amor que me mostráis decís y aun queréis que esté yo obligada a amaros.

[…]

Y, según yo he oído decir, el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario, y no forzoso. Siendo esto así, como yo creo que lo es, ¿por qué queréis que rinda mi voluntad por fuerza, obligada no más de que decís que me queréis bien? Si no, decidme: si como el cielo me hizo hermosa me hiciera fea, ¿fuera justo que me quejara de vosotros porque no me amábades? Cuanto más, que habéis de considerar que yo no escogí la hermosura que tengo, que tal cual es el cielo me la dio de gracia, sin yo pedilla ni escogella.

[…]

Y si se me hace cargo que eran honestos sus pensamientos y que por esto estaba obligada a corresponder a ellos, digo que cuando en ese mismo lugar donde ahora se cava su sepultura me descubrió la bondad de su intención, le dije yo que la mía era vivir en perpetua soledad y de que sola la tierra gozase el fruto de mi recogimiento y los despojos de mi hermosura; y si él, con todo este desengaño, quiso porfiar contra la esperanza y navegar contra el viento, ¿qué mucho que se anegase en la mitad del golfo de su desatino? Si yo le entretuviera, fuera falsa; si le contentara, hiciera contra mi mejor intención y prosupuesto. Porfió desengañado, desesperó sin ser aborrecido: ¡mirad ahora si será razón que de su pena se me dé a mí la culpa!

[…]

Y en diciendo esto, sin querer oír respuesta alguna, volvió las espaldas y se entró por lo más cerrado de un monte que allí cerca estaba, dejando admirados tanto de su discreción como de su hermosura a todos los que allí estaban.

Vista del Dr. Antonio ROMÁN a la Colección Cervantina de la Biblioteca de Cataluña es una de las colecciones más importantes del mundo conservadas en bibliotecas de titularidad pública sobre Cervantes y su obra. Sala de consulta de Reserva de la Biblioteca de Cataluña

Cómo citar este artículo

Román, A. M. (2023) Amor y libertad en el personaje de Marcela del Quijote [Día, Mes, Año de la consulta en línea] https: