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Una mirada desde lo empírico y la episteme
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Las Instituciones Totales y la Educación

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Instituciones Todales

Una Institución Total puede definirse como un lugar de residencia y trabajo, donde un gran número de individuos, en igual situación, aislados de la sociedad por un período de tiempo, comparten su encierro en una rutina diaria, administrada formalmente. Las características de las instituciones totales que destaca Goffman son las siguientes:

1-Inexistencia de fronteras que configuren ámbitos diferentes para dormir, trabajar, etc.
2-Carácter colectivo de las actividades (movimientos de masas).
3-Carácter estrictamente programado de las tareas (una actividad conduce a la otra).
4-Supeditación a un plan racional con objetivos marcados por la institución.
5-Manipulación de las necesidades de sus miembros.
6-Vigilancia (control de visitas, pérdida de intimidad, inhibición de contactos con el exterior, sometimiento general visible y comprobado con un pequeño grupo supervisor a un gran grupo de internos).
7-Restricción del paso de información: ocultación a los internos de los planes del personal respecto de los movimientos y actividades.
8-Des-simbolización del trabajo (exigencia de poco trabajo, trabajo pesado, lento, y aburrido, sistema de pagos mínimos, amenazas, castigos físicos).
9-Incompatibilidad con la estructura familiar, elemento de contraste fundamental es la vida solitaria pero más, la vida de cuadrilla.
10-Compulsiva adopción de la simbología institucional.
11-El despojamiento institucionalizado: desculturación del yo civil, pérdida del rol social en el afuera y pérdida de significatividad como individuo.

Como se puede apreciar, ésta es una excelente descripción de la situación de un detenido en un penal, situación que excede posiblemente al modo en que cada país organiza su sistema de prisiones, lo cual tiene que ver con un factor estructural de las instituciones totales, como las denomina Goffman.

«Una institución se configura como «total» cuando en sus procedimientos y normativas, como en sus diseños organizacionales, borra o diluye los límites propios de la vida personal hasta inmiscuirse en la más recóndita intimidad. El interno tiene la experiencia de que nunca se está completamente solo, que siempre hay alguien que puede verlo y oírlo, hasta un simple compañero de celda».

Spanarelli S. Nicolazzo, M. Amad, G. (1999)

Preso y Alumno

Evidentemente, esto genera una situación muy especial en el preso cuando debe funcionar al mismo tiempo como alumno. No se trata de un alumno que puede irse del lugar en el que estudia, ni puede aislarse para recuperar su sentido de la intimidad, sino que está sometido todo el tiempo a la tácita mirada de la institución, dentro de la que hay que incluir, por supuesto, la de sus pares en la misma situación de encierro.

El proceso educativo de una persona que se encuentra recluida presenta características especiales: Por un lado, se trata de adultos y no de niños que intentan aprender; por otro lado, las condiciones ambientales son completamente diferentes a las que se dan en otros ámbitos, como puede ser una escuela. Los alumnos se encuentran privados de su libertad, aislados de su entorno social inmediato, no se ven obligados a trabajar, se encuentran emocionalmente afectados (la mayor parte de las veces) por la situación de encierro, se encuentran controlados por personal de seguridad que condiciona sus comportamientos, etc.

Por otro lado, algunos lo perciben como la posibilidad de superar sus limitaciones a nivel de conocimientos específicos y de mejorar su situación al salir del penal.
Todas estas características y muchas otras hacen que el proceso de enseñanza en una cárcel esté condicionado por el entorno, y que se planteen ciertos problemas también para los docentes, que deben estar capacitados para este peculiar modo de enseñanza.

El desafío del docente constituye entonces el armado de una ruptura con este espacio totalizador de la institución carcelaria, pudiendo mediante el vínculo con el alumno-preso, intentar armar un espacio diferente frente a las características propias de la estructura planteada.

Los sistemas penitenciarios pueden ser mejores o peores, tratar con mayor o menor
humanidad a los detenidos, pero básicamente comparten las características que se han expuesto anteriormente. Es en este ámbito en donde debemos pensar el fenómeno educativo de los internados, signados por esas peculiares condiciones de vida que les plantea la institución. Por eso, se debe tener presente que la educación no se dará en un espacio convencional (escuela, taller, instituto, etc.) sino en uno que presenta de base todo un modo de organizar la vida de los detenidos, generando a su vez una problemática institucional específica, no ya del detenido, no de la educación en sí misma, sino de la institución como entidad que alberga a los presos.

En este sentido, el espacio educativo en cárceles se presenta como un elemento desalienante respecto de los problemas específicos que la organización carcelaria pudiera ejercer sobre el interno, dándole también un espacio para la reconstrucción de su subjetividad activa en la producción de un aprendizaje, más que en seguir con las pautas y reglamentos de la cárcel.

El espacio pedagógico, será en este sentido, algo a construir entre el docente y el alumno. Tal como plantea Spanarelli:
«Cuando uno desarrolla actividades educativas en un escenario que no fue diseñado ex profeso para llevar adelante actividades docentes, hay todo un momento de adaptación y transición que obliga a que pensemos que en una cárcel ocurren los fenómenos esperados en las instituciones totales. Dentro de ese espacio, nosotros abrimos otro espacio, algo específico que tiene que ver con la función docente y que no es la misma función y la misma tarea que la que se espera de la institución penitenciaria. Por eso, vamos a tener que pensar lo delicado y comprometido de la tarea docente en este entrecruzamiento de espacios»

Por otro lado, además de los espacios, los alumnos también se verán modificados por las características del penal, siguiendo con la cita de Goffman, quien habla de «despojamiento institucionalizado», explicándolo como el fenómeno que se da en la vida del hombre privado de su libertad y que explica una degeneración del individuo en la lenta degradación de su existencia, en donde aparece una pérdida de la individuación, de su historia, de los lazos afectivos, de sus roles sociales, de su ropa, etc. Este es el fenómeno en donde el individuo preso empieza a padecer los problemas específicos de la institución en la que está, que lo colocan en una situación de homogeinización con el resto de los detenidos y privandolo de su individualidad y capacidad de diferenciación respecto de los demás.

Referencias

Goffman, E. (1993) Estigma. La identidad deteriorada. Amorrortu Editores. Buenos Aires.
Goffman, E. (2008). Internados: ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales. Madrid: Amorrortu.
Spanarelli S. Nicolazzo, M. Amad, G. (1999). Educación e institución escolar en ámbitos carcelarios, Dirección General de Educación, La Plata.

Román, A. (2019). Imaginarios sociales de exreclusos sobre la lectura y el sentido de la vida: la función de la biblioterapia en personas privadas de su libertad (tesis doctoral). Universidad Argentina John F. Kennedy, Argentina. página 54.

Cómo citar este artículo :

Román, A. (2020). Las Instituciones Totales y la Educación, [Día Mes, Año de la consulta on line]
https://antonioroman.info/las-instituciones-totales-y-la-educacion/