La prosodia abarca las características del habla que trascienden el mero significado léxico de las palabras individuales, incluyendo elementos cruciales como el ritmo, la entonación, la musicalidad y el énfasis. Tanto en la recitación de un shloka védico como en el canto de un salmo bíblico, la prosodia no opera como un mero adorno estilístico, sino como un componente constitutivo e intrínseco que define profundamente cómo el texto es transmitido, percibido e interiorizado, modulando su impacto emocional, retórico y espiritual.
En este sentido, la recitación poética y litúrgica, lejos de ser solo una práctica cultural o espiritual, puede entenderse desde una perspectiva neurocognitiva como una potente herramienta que modela la memoria, la emocionalidad y la identidad del sujeto.
La repetición sonora y melódica de textos sagrados —desde los shlokas védicos hasta los salmos cristianos— activa circuitos neuronales relacionados con la introspección, la regulación afectiva y la memoria autobiográfica. Al integrar estudios de neuroimagen, neuroplasticidad y literatura comparada, se propone una lectura biblioterapéutica de la recitación como una práctica activa de reconfiguración interior.

Palabra, cuerpo y transformación
Desde tiempos antiguos, los seres humanos han utilizado la palabra rítmica y melódica no solo para transmitir conocimiento, sino para transformar su estado interior. En este sentido, la recitación puede entenderse como técnica que permite al individuo efectuar operaciones sobre sí mismo: cuerpo, alma, mente, comportamiento con el objetivo de transformarse y alcanzar un determinado estado de ser. Una práctica ritualizada que produce efectos subjetivos concretos: calma, regulación emocional, memoria profunda, sentido de trascendencia.
Estudios de imagen cerebral muestran que la recitación poética o litúrgica activa regiones como el cíngulo anterior, la ínsula y el hipocampo —áreas implicadas en la emoción, la introspección y la memoria autobiográfica (Zeman et al., 2013; Wassiliwizky et al., 2017). La palabra rítmica, repetida con intención, se vuelve así un acto transformador que conjuga cuerpo, mente y emoción.
El shloka védico: memorización, sonido y neuroplasticidad
Un ejemplo paradigmático es el de los pandits recitadores de los Vedas en India. La repetición intensiva de versos sánscritos ha sido estudiada desde la neurociencia como una forma de entrenamiento cognitivo altamente efectivo.

«El Gītā me ha enseñado que debo actuar con toda mi fuerza, sin pensar en los resultados. El deber es claro; el fruto no me pertenece.»
(Gandhi, en su comentario sobre el Bhagavad Gītā)
Un poema muy famoso que tradicionalmente ha sido recitado durante siglos por pandits (término en hindú que significa sabio o erudito) especializados en sánscrito védico es el siguiente:
El verso del Bhagavad Gītā (2.47)
कर्मण्येवाधिकारस्ते मा फलेषु कदाचन।मा कर्मफलहेतुर्भूर्मा ते सङ्गोऽस्त्वकर्मणि॥
Karmaṇy-evādhikāras te mā phaleṣu kadācana,
mā karma-phala-hetur bhūr mā te saṅgo ’stv akarmaṇi.
«Tú tienes derecho a realizar tu deber, pero no a los frutos de la acción.
Jamás pienses que eres el causante de los resultados de tus actos,
ni te apegues a la inacción.»


Esta recitación, al implicar ritmo, prosodia emocional y significado existencial, opera como una forma de regulación mental y emocional. La repetición crea una estructura interna: no solo se recuerda el texto, sino que se habita como una guía conductual.

Durante mi visita al Museo Nacional de Nueva Delhi, tuve la oportunidad de contemplar una estatua dorada de Buda, obsequiada por el Primer Ministro de Birmania (Myanmar). Tallada en madera con pan de oro y conservada en la colección del Departamento de PCWA, esta figura aparece en postura de meditación con la mano derecha tocando la tierra (bhūmisparśa mudrā), símbolo del despertar espiritual. Esta experiencia fue profundamente significativa, ya que vinculé de inmediato la práctica meditativa y recitativa con los descubrimientos sobre neuroplasticidad y memoria oral.
Asimismo, capturé dos imágenes que ilustran de forma simbólica y material la dimensión dual del conocimiento oral:

Escultura de Sarasvati en el National Museum, Nueva Delhi]: Sarasvati, diosa del saber, aparece tocando una veena, acompañada por un cisne. Representa la dimensión espiritual del conocimiento: música, gramática, memoria, recitación y discernimiento. Como deidad tutelar de los pandits, Sarasvati simboliza la integración armónica del saber.

Músico tradicional en Rajasthan, calle de Devisinghpura]: Un intérprete popular ejecuta un instrumento folclórico (sarangi o ravanhatta). Aunque no es un pandit en el sentido clásico, representa la sabiduría oral comunitaria y la transmisión de la memoria colectiva mediante la música.
El canto gregoriano: liturgia, prosodia y contemplación
Un caso análogo se encuentra en la tradición litúrgica cristiana, especialmente en el canto gregoriano.
Ejemplos como “Ubi caritas et amor, Deus ibi est” demuestran cómo la recitación melódica puede inducir estados de calma, introspección y conexión espiritual.


La música religiosa, como la oración meditativa, no solo eleva el espíritu, sino que también transforma el cerebro al activar centros emocionales profundos del sistema límbico.
Antonio Román

Este tipo de canto:
- Es repetitivo y melódico (prosodia emocional),
- Estimula la memoria verbal,
- Favorece la regulación autonómica (calma fisiológica),
- Promueve la co-regulación emocional en contextos comunitarios.
En contextos de biblioterapia espiritual, este tipo de recitación puede ser empleado como herramienta neuroafectiva, especialmente en procesos de duelo, ansiedad existencial o reconstrucción de sentido.


En la Basílica de San Pedro, un sacerdote con alba y estola púrpura toca el órgano en el coro, acompañado por clérigos que entonan canto litúrgico, mientras fieles escuchan atentos. Este canto sagrado —de tradición gregoriana y lugar privilegiado en la liturgia católica— no solo embellece la oración, sino que es oración en sí misma. Según el Catecismo, eleva el alma hacia lo divino, transformando el espacio en comunión espiritual a través de la belleza.
El poder de la palabra encarnada
La prosodia emocional tiene un rol central en la efectividad terapéutica de la recitación. Kraxenberger (2018) y Galaz et al. (2016) coinciden en que la entonación musical activa áreas específicas del cerebro aun cuando el contenido semántico no es comprendido. Esto implica que la forma sonora del texto puede producir efecto emocional incluso sin traducción.
Además, la teoría del “cerebro semántico” (Pérez Gay Juárez, 2019) postula que las palabras no solo evocan ideas, sino también experiencias sensoriales y corporales previas.
“Nada te turbe, nada te espante.
Todo se pasa, Dios no se muda.

Sólo Dios basta. (Teresa de Jesús, 2005) no solo transmite calma: la estructura rítmica de los versos genera un estado afectivo corporalizado.
Desde esta perspectiva, la recitación —como lectura en voz alta repetitiva y melódica— puede considerarse una forma de biblioterapia recitativa. Sus efectos incluyen:
- Estimulación de la memoria verbal y musical (Gaser & Schlaug, 2003),
- Activación de redes emocionales y de introspección (Wassiliwizky et al., 2017),
- Aumento de la empatía y la identificación (Zeman et al., 2013),
- Regulación del estrés y de los ritmos autonómicos.
Este enfoque puede tener aplicaciones terapéuticas concretas en contextos de logoterapia, espiritualidad, duelos, ansiedad existencial o envejecimiento cognitivo.
La poesía, ya sea recitada mentalmente o en voz alta, se convierte así en una experiencia sensorial y afectiva de alto impacto. Desde los shlokas védicos hasta los salmos gregorianos, la palabra recitada esculpe la interioridad del ser humano, ofreciendo estabilidad emocional, sentido de identidad y apertura a la trascendencia. En este marco, la recitación poética y contemplativa no debe reducirse a una técnica mnemotécnica, sino que puede ser comprendida como una forma de autoformación espiritual y terapéutica.
En contextos de biblioterapia, este legado milenario cobra un nuevo valor: puede reintroducirse como una medicina del alma, capaz de sanar desde la resonancia profunda entre lenguaje, emoción y conciencia.
Referencias
Galaz, C., Martínez, J., & Ramírez, F. (2016). Lenguaje, emoción y neurociencia: bases cerebrales de la lectura emocional. Revista Chilena de Neuropsicología, 11(1), 25–36.
Gandhi, M. (2000). El Bhagavad Gītā según Gandhi. Editorial Kier.
Gaser, C., & Schlaug, G. (2003). Brain structures differ between musicians and non-musicians. Journal of Neuroscience.
Hartzell, A., et al. (2018). The effect of extensive oral memorization on structural plasticity in the brain. NeuroImage.
Koelsch, S. (2010). Towards a neural basis of music-evoked emotions. Trends in Cognitive Sciences.
Kraxenberger, M. (2018). La musicalidad del lenguaje y su efecto emocional: aproximaciones desde la neurociencia. En Rodríguez Picazo, C. (Comp.), Neurociencia de la lectura (pp. 73–88). Ediciones Neurolectura.
Pérez Gay Juárez, F. (2019). Los senderos del cerebro semántico. Revista de la Universidad de México, 6, 94–101.
Rodríguez Picazo, C. (2024). Neurociencia de la lectura: estudios recientes y aplicaciones clínicas. Editorial Neurolectura.
Teresa de Jesús, S. (2005). Nada te turbe. En Poesías (p. 95). Editorial Ciudad Nueva.
Vyāsa. (2006). Bhagavad Gītā: El canto del bienaventurado (J. A. A. Peris, Trad.). Editorial Kairós. (Obra original ca. siglo III a.C.)
Wassiliwizky, E., Jacobsen, T., Heinrich, J., Schneiderbauer, M., & Menninghaus, W. (2017). Art elicited chills indicate states of being moved. Psychology of Aesthetics, Creativity, and the Arts, 11(1), 86–98.
Zeman, A., Milton, F., Smith, A., & Rylance, R. (2013). By heart: An fMRI study of brain activation by poetry and prose. Journal of Consciousness Studies, 20(9–10), 132–158.
Cómo citar este artículo:
Román, A. M (2025) La recitación curativa: del shloka al salmo [Día Mes, Año de la