Introducción
Los seres humanos con rasgos anatómicos modernos, Homo sapiens sapiens, surgieron hace entre 300.000 y 200.000 años, y la evidencia arqueológica actual indica que la escritura apareció en Mesopotamia y Egipto al mismo tiempo, aproximadamente un siglo antes del 3000 a de C. lo que significa que la incidencia de la lectura es algo relativamente nuevo en la evolución humana.
Tablilla cuneiforme con reglas astronómicas. Pieza del Museo Arqueológico en Berlín (Vorderasiatisches Museum) El cuneiforme es uno de los sistemas de escritura más longevos en la historia de la humanidad, con una tradición de más de tres milenios, desde finales del cuarto milenio a. C. hasta el primer siglo después de Cristo.
La actividad de leer, es una actividad de construcción. Ningún lector actúa pasivamente frente a un texto, ya que al interpretarlo interviene en la co-creación de su sentido. Sabemos que la lectura es un intento de recuperación de sentido. Cuando alguien lee, es muy común vincularse de una manera especial con el texto, dejando aflorar sentimientos y fantasías a través de la actividad de la imaginación. Pero cuando nos preguntamos sobre la especial naturaleza de la imaginación, o de las elaboraciones que recoge un sujeto en su lectura, nos surge la pregunta acerca de lo humano. En este artículo se intentará explicar el valor de la lectura a partir de algunos conceptos antropológicos respecto de lo que hace a la esencia del ser humano.
Edictos del Emperador Ashoka que se aplicaron por todo el subcontinente indio durante su reinado sobre el Imperio Maurya desde en 269 a.C. hasta el 232 a.C.
Pieza del Museo de la Corte suprema de la India
Vínculo con el texto
Cuando alguien lee, es muy común que se vincule con el texto, dejando aflorar sus más profundos sentimientos, estableciendo con el autor, una relación de construcción del sentido. La lectura es un intento de recuperación de sentido. Podemos decir que leer es interpretar y seguir el sentido del texto que se transforma de acuerdo con la subjetividad del lector.
La lectura permitiría la elaboración de una representación más rica del propio sujeto, del mundo, de sus expectativas que lo protegería de abalanzarse sobre imágenes falsas. las experiencias psíquicas y las situaciones significativas hacen de la lectura una bisagra, que marca el sentido de lo que se lee por una parte, y por la otra implica una actividad subjetiva conforme con los pareceres de quien lo lee;
Lo más interesante es la evocación del trabajo psíquico, del trabajo de ensoñación, de pensamiento, que acompañó o siguió a la lectura. De lo que se trata es de la elaboración interna del sujeto. De un sujeto que construye su historia apoyándose en fragmentos de relatos, en imágenes, en frases y desde allí sacar fuerzas para ir a un lugar diferente al que todo parecía destinarlo.
Para el lector, una buena lectura no es meramente identificar significados, al modo en que se lee un diccionario, sino que implica algo más. No sería meramente reconocerse como frente a un espejo, se trata de sentir el derecho legítimo del lector de convertirse en algo que no era, o que no sabía que podía ser. Esa posibilidad profunda que permite la lectura ¿De dónde podría venir? ¿Cómo lo explicamos? ¿Existe en la naturaleza humana? ¿Por qué?
El Dr. Antonio Román, disertante en el VI Encuentro de Agentes de Bibliotecas y Bibliotecarios del Mercosur “Resignificación del sentido de la vida por medio de la lectura en contexto de encierro: la biblioterapia como recurso terapéutico de la logoterapia” Posadas, 22 de octubre de 2018
La antropología filosófica y el lector
La antropología filosófica, es la rama de la filosofía que se pregunta qué es un ser humano, intentando abarcar en un conjunto global y coherente a las concepciones que se tienen de él. Al pensar lo más abarcativamente posible la esencia de lo que es un ser humano podemos llegar a explicar de una manera más cercana a nuestra vivencia como lectores, el mismo proceso enriquecedor de la lectura. Allí, realizamos un salto cualitativo muy importante.
El ser humano es una pregunta sin responder aun, ya que a pesar de la cantidad de disciplinas científicas en torno a su estudio, ninguna es capaz de dar un salto más allá de su área de incumbencia para integrar la diversidad de miradas. Es tarea de la antropología filosófica ir a los principios, y dar con una aproximación a esta pregunta.
Husserl, consideraba que las ciencias cuando pretenden ser objetivas y estudiar al ser humano, entran en crisis
“meras ciencias de hechos hacen meros seres humanos de hechos”
Edmund Husserl (pág. 49)
La génesis de este fenómeno ciertamente se remonta al inicio del pensamiento moderno. No es que el ideal de la ciencia haya por sí mismo resultado dañino para la humanidad sino que, en opinión de Husserl, esto
“significó un alejamiento indiferente de las preguntas que son decisivas para una auténtica humanidad”
Edmund Husserl (pág. 88)
Por ejemplo, desde la perspectiva del evolucionismo social, leer es una conducta observable, pero muy poco nos reporta respecto de lo que le sucede internamente a esa persona que lee. Es decir, aunque esta ciencia versa sobre lo que es el ser humano, lo toma desde un punto de vista particular, del estudio del comportamiento comparado de las especies. En cambio, necesitamos un enfoque más abarcativo del ser humano, para que respecto de lo que es leer todo lector pueda resonar con pueda sentirse identificado, pueda verse reflejado en la teoría.
Cuando leemos una teoría sociológica, o psicológica, o antropológica, debemos saber de ante mano, que pertenecen a una escuela parcial, y como tal, tendrán una mirada particular respecto lo que hace a la esencia del ser humano. Es más, diremos que sobre esas ideas filosóficas básicas, edifican las explicaciones y las deducciones pertinentes de sus investigaciones. Así, sus explicaciones serán consistentes con una idea de ser humano, pero no con otra. Veamos otro ejemplo.
Si para un psicoanalista las pulsiones de vida y de muerte, son suficientes para explicar las enfermedades psicosomáticas, no necesitará más que un modelo que enseñe cómo se comportan estas pulsiones en estos cuadros. Pero si frente al mismo hecho, pedimos la explicación a un biólogo, entonces, muy probablemente encontrará que la enfermedad es equivalente al desajuste en el equilibrio homeostásico, con lo cual, intentará investigar las disfunciones que están llevando a cabo determinadas glándulas u órganos. Lo interesante es que no necesariamente se oponen estas visiones.
Esto de la idea de objetivación absoluta del ser humano, trajo la psicología moderna las dificultades que darían surgimiento a las corrientes fenomenológicas, existencialistas, y humanistas.
De esta manera, pueden convocarse una amplitud de teorías, de escuelas, incluso sociológicas, teológicas, filosóficas, cada una con una visión diferente del ser humano. Y entonces, retomando a nuestro tema central, cuando proponemos el valor de la lectura, ¿cómo podremos dar un alcance justo de la magnitud de esta afirmación? No es lo mismo si pensamos que el ser humano es libre o que si está determinado por su infancia y su inconsciente por ejemplo, ya que el valor que le otorgamos a la lectura en un caso y en otro, caen de maduro.
Autores como Husserl, Kierkegaard, Nietzsche, serían sus precursores.
Los modelos humanistas harían hincapié en la subjetividad como la motivación más importante del comportamiento. Además, resaltarían el potencial que cada persona posee para su crecimiento y desarrollo, orientado a metas armónicas basadas en el bienestar y la alegria. Finalmente, la consideración de que el ser humano es un sujeto plenamente responsable de sus actos, e independiente, es decir sin determinantes causales.
Entendemos al hombre que lee desde la perspectiva humanista y fenomenológica como el ser humano es libre, entonces debemos delimitar su concepción de una manera indeterminada.
El Dr. Antonio Román en la biblioteca del Convento San Francisco de Lima de 1546 con unos 25 mil volúmenes. Tiene la “Biblia Regia” editada en Amberes en 1572, más de 6000 pergaminos, incunables y crónicas franciscanas de los siglos XV y XVIII es considerada una de las bibliotecas más bella del mundo
El espíritu como una realidad humana inobjetable
En su obra El puesto del hombre en el cosmos, Scheler está encaminado a comprender la esencia del ser humano. Observando la vida como un fenomenólogo edificará su particular manera de comprender la esencia humana, intentando trascender las ideas reduccionistas de la ciencias modernas.
Parte de la noción de que el ser humano, comparte unas características intrínsecas que son morfológicas con todos los subgrupos de vertebrados y de mamíferos. Pero que en el ser humano hay algo totalmente diferente, se trata de la facultad espiritual.
El espíritu sería la expresión más auténtica de lo humano y la menos objetivable posible. Es decir, que se distinguen de los fenómenos del mundo sensible que son bien susceptibles de ser objetivados psíquicamente, como una mesa, una campera, ya que pueden ser internalizados como formas y sensaciones. La percepción y observación internas, no pueden capturar la esencia del espíritu:
“Más por lo que toca al ser de nuestra persona, sólo podemos recogernos en él, concentrarnos en él, pero no objetivarlo. Tampoco las demás personas pueden ser objetos, en cuanto personas”
Max Scheler (pág. 27).
Desde el punto de vista de la fenomenología Scheleriana estamos en la tierra para experimentar la riqueza de nuestra cultura, y no para luchar unos con otros. Ya que poseemos un centro espiritual activo, y por medio de él, somos libres, y podemos renunciar a nuestros instintos, eligiendo cómo queremos vivir.
El mundo del espíritu es el mundo de las vivencias, que alcanzan un grado de realización en tan expresan la diversidad de manifestaciones de una cultura en el sujeto que las lleva a cabo, por ello leer es un regocijo del espíritu, y una herramienta eficaz para promover el cambio.
En este sentido, Román (2019) enfatiza que:
“La lectura nos da la posibilidad de poner en palabras nuestras vivencias y cuanto más lo hacemos más reconocemos nuestras acciones y reacciones y más preparados estamos para modificarlas y recrearlas”
Antonio Román (pág. 106)
Conclusión
Una concepción de ser humano enseguida conlleva una idea de lector, que implica, diversas acciones terapéuticas asociadas, de forma directa, indirecta.
Scheler identifica a la persona como un centro espiritual activo que no puede ser reducido con ninguna categoría de pensamiento, pero que a través de las distintas expresiones de la cultura, manifiesta su libertad.
“El centro del espíritu, que es la persona, se realiza continuamente a sí mismo y en sí mismo”
Max Scheler (pág. 43)
Mediante la expresión de la libertad humana y de su apertura al mundo, el arte, la ciencia, la religión y la cultura, constituyen el despliegue de actividades que hacen plena la existencia en tanto actualizaciones constantes del espíritu.
Román (2019) apunta:
“A partir de mecanismos como la identificación y la catarsis en la lectura, permite al sujeto pensarse diferente. Abrir la diversidad de significaciones que se tienen sobre ellos y no quedarse con aquello que circula en la sociedad y los medios de comunicación. Si bien los condiciona, no los determina como sujetos. Esas herramientas les permiten encontrar su sentido de vida, autoconstruirse como un sujeto diverso que es libre de determinar su vida”.
Antonio Román
Podemos visualizar ahora, desde esta perspectiva antropológica la importancia de leer.
Escuchar o leer una buena lectura produce placer o dolor, emociona, entretiene, desarrolla la creatividad y la imaginación. Abre la mente, el espíritu. Ayuda a conocer cosas nuevas, a compartir otras opiniones, ayuda a crecer, enriquece el espíritu y de esta manera desarrolla la dimensión espiritual del hombre.
Mientras el número de categorías requeridas en las ciencias naturales es limitado, en las ciencias humanas es indeterminado, se encuentran entre las principales: vida, vivencia, significado, valor, fin, estructura, conexión adquirida, desarrollo (Dilthey 1978).
Por ende, ampliar el contexto cultural del ser humano es de vital importancia para la expresión de su singularidad y libertad.
Lector en la Biblioteca de Cataluña que tiene un fondo aproximado de tres millones de ejemplares.
Referencias
Bibliografía.
Román, A. (2019). Imaginarios sociales de exreclusos sobre la lectura y el sentido de la vida: la función de la biblioterapia en personas privadas de su libertad (tesis doctoral). Universidad Argentina John F. Kennedy, Argentina.
Kierkegard, S. (2007). El concepto de la angustia. España. Libertador.
Husserl, E. (2008). La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental.
Freud, S. (2005). Obras Completas. Buenos Aires. Editorial El Ateneo.
Scheler, M. (1970) El puesto del hombre en el cosmos, Buenos Aires, Losada.
Dilthey, W. (1978). Psicología y Teoría del Conocimiento. México.FCE.
Dilthey, W. (1980). Introducción a las Ciencias del Espíritu. México. FCE.
Arendt, H. (2002) La vida del espíritu. Barcelona. Paidós.
Cómo citar este artículo:
Román, A. M. (2023). La construcción del lector [Día, Mes, Año de la consulta en línea] https://