La lectura es mucho más que un proceso cognitivo: es una experiencia neuroafectiva que involucra al cuerpo, la emoción y el cerebro en un acto profundamente integrador. En este marco, la biblioterapia se presenta como una práctica terapéutica que activa respuestas fisiológicas y psíquicas, promoviendo la sanación y el autoconocimiento.
Durante la lectura, los movimientos oculares —en particular las sacadas y microsacadas— permiten no solo explorar el texto, sino también reflejar la atención, la expectativa y los estados emocionales del lector. Estas dinámicas visuales constituyen expresiones de una actividad cerebral compleja, sensible al contenido narrativo.
Al mismo tiempo, la modulación vagal, asociada al nervio vago y la autorregulación emocional, puede activarse ante lecturas emocionalmente significativas, generando sensaciones de calma, conexión y seguridad. Así, la biblioterapia moviliza redes neuronales que integran lo visual, lo emocional y lo sensorial, consolidándose como una herramienta de bienestar con base neurocientífica.
La lectura es una experiencia multisensorial
La lectura es una experiencia multisensorial íntimamente vinculada al sistema visual y a la neurocognición. No se trata únicamente de decodificar símbolos impresos, sino de activar una compleja red de procesos: movimientos oculares, emociones, procesamiento fonológico, memoria y atención. Desde esta perspectiva, leer es un acto vivo y transformador, que involucra cuerpo, mente y entorno. Este enfoque integrador es precisamente el que explora la biblioterapia, al utilizar el texto como herramienta para el sentido y la sanación.
Como afirma Román (2019), “la biblioterapia es un proceso de interacción con los libros —y por extensión con otros textos— que encierre un contenido convocante, que le permite a una persona recrear y encontrar en ellos contenidos que dan sentido a su vida o que funcionan como mecanismos para sanar aspectos psíquicos”
Leer, entonces, es una forma de reconstrucción simbólica, de resignificación del mundo interno. En contextos de vulnerabilidad o crisis, la lectura no solo educa: transforma. Cada página leída con emoción auténtica puede modificar la fisiología, reequilibrar el estado emocional y permitir al lector reconectarse con lo más profundo de sí mismo.
La monumental obra de Marcel Proust, Por el camino de Swann, ofrece una ilustración magistral de la conexión entre el estímulo sensorial, la memoria y la reconfiguración de la conciencia. «Y en cuanto reconocí el sabor del pedazo de magdalena mojado en tila… la vieja casa… toda la ciudad y los jardines… todo se elevó, y con ello la memoria de los días y de las cosas pasadas» (Proust, 1987, p. 58).
Este pasaje emblemático ilustra cómo un estímulo sensorial mínimo (sabor, olor, textura) puede activar de forma involuntaria una red cerebral integrada de memoria, emoción y percepción. Refleja el efecto sinestésico y la evocación profunda que también puede provocar la lectura, apoyando así su dimensión terapéutica y neurorehabilitadora.

La imagen reproduce una publicación antigua que incluye un texto crítico titulado Valoraciones y un retrato juvenil de Jorge Luis Borges, realizado por su hermana, la artista Norah Borges. El ensayo menciona a Marcel Proust, contrastando la introspección profunda de su obra con la actitud más superficial de ciertos escritores modernos: “La admiración de los modernos por Proust […] no puede ser verdadera, siendo que estos modernos se desentienden de las contemplaciones…” El retrato acompaña este debate entre la tradición introspectiva y la vanguardia estética, capturando un momento clave en el que Borges comienza a forjar su identidad literaria, en diálogo entre el legado proustiano y la búsqueda de nuevas formas expresivas.
Movimientos Oculares y Lectura
Los movimientos oculares —en especial las sacadas y microsacadas— no son meros reflejos motores: reflejan de forma directa la actividad neurológica y emocional del lector. Durante la lectura, los ojos se desplazan de manera rápida y rítmica sobre el texto mediante sacadas, que permiten enfocar segmentos de palabras en secuencia. Entre estas sacadas, se producen fijaciones breves en las que se procesa la información visual.
Las microsacadas, por su parte, son microajustes imperceptibles que se producen incluso durante la fijación ocular. Su función es mantener la estabilidad visual y mejorar el enfoque sobre los caracteres, optimizando la comprensión. Estas dinámicas pueden alterarse en condiciones clínicas como el deterioro cognitivo leve o la fatiga crónica, donde la presencia de movimientos regresivos o dificultades en la fijación ocular comprometen la fluidez lectora y el acceso semántico al texto.
En este contexto, la biblioterapia adquiere un valor adicional como herramienta neurorehabilitadora, al promover una práctica que estimula funciones visuales, atencionales y emocionales integradas.



La descripción de la lectura que hace Cortázar en Rayuela resuena con la neurociencia de los movimientos oculares: «No se lee Rayuela. Se salta, se vuelve atrás, se avanza, se cae y se vuelve a empezar. […] No hay una línea recta en estas páginas, hay ojos que saltan como piedras en el agua» (Cortázar, 1963, capítulo 73).
Cortázar describe una forma de lectura no lineal, donde el ojo salta, regresa y reconfigura constantemente el sentido. Esta imagen metafórica de los “ojos que saltan como piedras en el agua” representa de manera literaria lo que en neurociencia llamamos sacadas, microsacadas y regresiones oculares. A través de esta poética del movimiento ocular, se evidencia cómo la lectura involucra atención dinámica, procesamiento visual fragmentado y una profunda implicación emocional, muy alineado con el enfoque de la biblioterapia neurorehabilitadora.

La imagen muestra una vitrina de exhibición con objetos personales de un escritor, acompañada por una fotografía en blanco y negro donde se lo ve escribiendo a máquina. Destacan unos binoculares antiguos con estuche de cuero —símbolo de observación y profundidad visual—, un par de anteojos, una pipa y un zapato en miniatura, que evocan el ambiente íntimo y ritual de la creación literaria. Estos elementos, dispuestos con cuidado junto a la imagen del autor, reflejan su vínculo material, sensorial y emocional con el acto de escribir.
Emoción y Sistema Visual
Existe una relación bidireccional entre emoción y sistema visual. Las emociones intensas pueden interferir con la fluidez de los movimientos oculares, afectando el procesamiento lector. Técnicas psicoterapéuticas como el EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) o el Brainspotting se apoyan justamente en esta conexión entre mirada y memoria emocional. Al fijar la vista en ciertos puntos o seguir estímulos visuales, el cerebro puede reprocesar recuerdos traumáticos y generar nuevas asociaciones más adaptativas.
Este principio también se activa durante la lectura emocionalmente significativa. Al identificarse con personajes o situaciones literarias, se movilizan contenidos inconscientes que favorecen la introspección, la catarsis y la reorganización del yo. Así, la dimensión emocional de la lectura puede convertirse en una vía de transformación psíquica profunda.
Un pasaje de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez ilustra vívidamente cómo la mirada puede ser un portal a la memoria emocional: “Úrsula entendió que aquellos ojos eran los mismos que había visto en la cara de su padre el día en que lo enterraron. Sintió una punzada en el pecho, un golpe de memoria que la dejó sin aliento” (García Márquez, 1967).
En esta escena, una simple mirada desencadena una reacción emocional intensa y un recuerdo reprimido, lo que refleja el mismo mecanismo que exploran terapias como el EMDR o Brainspotting: la mirada fija en un estímulo reactiva un contenido emocional profundo y favorece la integración de la memoria traumática. Del mismo modo, esta cita muestra cómo el sistema visual actúa como portal de la memoria emocional, produciendo una transformación interior inmediata y visceral, tal como ocurre en una lectura significativa.

La imagen fue tomada en el Museo Histórico de Cartagena, ubicado en el Palacio de la Inquisición. En ella se observa una fotografía de Gabriel García Márquez junto a una potente cita de Del amor y otros demonios: “Hemos atravesado el mar océano para imponer la ley de Cristo […] pero no en las almas.” La escena resignifica el espacio museístico como lugar de memoria y resistencia, recordando que, a pesar de la represión colonial, el alma permanece libre. Una imagen cargada de simbolismo histórico, literario y espiritual.
Lectura, Salud y Terapia
Numerosos estudios han confirmado los beneficios terapéuticos de la lectura en la salud mental y física. La biblioterapia ha demostrado reducir síntomas de ansiedad, depresión, estrés y dolor crónico, al activar redes neuronales vinculadas a la empatía, la memoria autobiográfica y la regulación emocional.
Desde una perspectiva preventiva y comunitaria, la lectura representa una herramienta accesible, económica y científicamente fundamentada. En personas mayores, por ejemplo, la lectura guiada o libre contribuye al mantenimiento de la función cognitiva, el bienestar emocional y la conexión social, actuando como una estrategia de envejecimiento activo.
Mario Benedetti, en La tregua, captura la esencia de la lectura como detonante de autoconocimiento y transformación: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas. […] Entonces apareció un libro, y al abrirlo, nos abrimos” (Benedetti, 1960).
Esta cita refleja cómo la lectura actúa como detonante de autoconocimiento y transformación emocional, especialmente en contextos de crisis existencial. La imagen del libro que “al abrirlo, nos abrimos” evoca la metáfora central de la biblioterapia: el texto como espejo del alma, capaz de aliviar, acompañar y generar sentido. Es especialmente pertinente para públicos adultos o mayores, quienes a través de la lectura pueden reconectar con su historia emocional, resignificar el presente y encontrar consuelo o dirección.

La imagen muestra la portada de una edición de La Biblioteca, revista oficial de la Biblioteca Nacional de la Argentina durante la dirección de Jorge Luis Borges (1957–1961). En este número, se destacan colaboraciones de Adolfo Bioy Casares, Manuel Mujica Láinez y José Ortega y Gasset. Sobresale la presencia de Mario Benedetti con su texto “Aquí se respira bien”, que refuerza el carácter plural, integrador y latinoamericanista de esta publicación. La imagen ilustra el entrecruzamiento de voces fundamentales de la literatura rioplatense y reafirma el rol de Borges como puente entre culturas.
Fonología, Sinestesia y Ritmo Terapéutico
La lectura silenciosa activa rutas fonológicas internas que implican la articulación mental de los fonemas. Esta conexión íntima entre letra y sonido genera un efecto sinestésico: el lector no solo ve palabras, sino que también “las oye” mentalmente, activando simultáneamente áreas visuales, auditivas y emocionales del cerebro.
Este fenómeno tiene implicancias terapéuticas cuando se aplican lecturas rítmicas o repetitivas —como mantras, poesía o textos con cadencia fonética— que generan una respuesta fisiológica medible. La recitación de ciertos sonidos produce calma respiratoria, reducción del estrés, estimulación del sistema nervioso parasimpático y activación del nervio vago, estructura clave en la regulación de la presión intracraneal, la frecuencia cardíaca y la homeostasis emocional.
La llamada “biblioterapia fonológica” se apoya en este efecto, utilizando textos que, más allá de su contenido, generan armonía sonora y fisiológica. La elección de obras con estructuras fonéticas suaves, repeticiones agradables o cadencias musicales permite inducir estados de relajación, introspección y concentración, promoviendo procesos de sanación y autoconocimiento.

La Dimensión Vagal de la Lectura Terapéutica: Un Puente entre Cuerpo, Emoción y Palabra
Cuando una persona participa en prácticas de lectura terapéutica —particularmente aquellas con ritmo, repetición o entonación calmante— se activa el tono vagal. Esto induce una respuesta parasimpática que favorece la calma fisiológica, disminuye la frecuencia cardíaca, regula la presión en el cráneo y promueve una respiración profunda y pausada.
Desde la biblioterapia, estos hallazgos neurofisiológicos apoyan la utilización de textos con carga rítmica o fonética para promover estados de bienestar psicofísico. No se trata solo de leer para entender, sino de leer para respirar, calmar y reconectar. Esta lectura activa áreas cerebrales multisensoriales y desencadena efectos que van más allá de la mente, tocando el cuerpo en sus ritmos más vitales.

La ilustración representa la interconexión entre el sistema nervioso autónomo y las funciones fisiológicas moduladas por la lectura terapéutica. En el centro, el nervio vago aparece como eje que conecta el cerebro con órganos vitales como el corazón, los pulmones y el sistema digestivo. Se enfatiza cómo la lectura rítmica y repetitiva —como mantras o poesía— puede activar el tono vagal, induciendo estados de relajación, equilibrio interno y regulación emocional. Una imagen que traduce visualmente el concepto de lectura como puente entre cuerpo, emoción y palabra.
La tesis doctoral de Rodríguez Picazo (2024) confirmó la hipótesis de que la lectura en voz alta y la recitación de mantras en sánscrito tienen efectos beneficiosos sobre la neuroplasticidad y el bienestar físico y mental en personas con neuroinflamación de bajo grado. Las mejoras observadas en la coherencia textual, la comprensión y el bienestar funcional respaldan el uso de la biblioterapia como herramienta clínica de intervención no farmacológica.
Esta experiencia refleja cómo la lectura puede integrar sentidos, emociones y memoria, generando una experiencia multisensorial que favorece la introspección y la sanación. La idea de que “el lenguaje puede salvarnos” encaja con la función neurorehabilitadora y emocional de la biblioterapia.
La obra de Jorge Luis Borges, El Aleph, aunque no trata explícitamente la biblioterapia, ofrece una metáfora poderosa del poder totalizador de la palabra y la visión interna. «Vi el Aleph, desde todos los puntos, vi el universo, y vi el universo en el Aleph… vi el acto de la lectura, y me vi leyendo, y comprendí que el lenguaje podía salvarnos»

La imagen muestra una serie de viñetas y caricaturas que rinden homenaje a Jorge Luis Borges, destacando con ironía y respeto aspectos centrales de su figura: su ceguera, su introspección y su legado literario. En una viñeta, Borges afirma: “Estoy solo y no hay nadie en el espejo” —frase que alude tanto a su ceguera física como a su soledad filosófica. Otra lo representa con un símbolo de arroba (@) en el ojo, evocando su visión digitalizada del mundo moderno. Estas representaciones visuales no banalizan su discapacidad, sino que la integran como parte esencial de su genialidad. Como él mismo dijo: “La ceguera no es una desgracia. Es una forma de la soledad, una forma de la introspección, una forma de la libertad.”
Conclusión
En el cruce entre la mirada, la palabra y la emoción, la biblioterapia emerge como una práctica natural, accesible y profundamente humana. Más allá de su función cultural, leer puede convertirse en un acto de cuidado, conexión y reparación, integrando funciones cerebrales, sensoriales y afectivas en un solo gesto: abrir un libro y reconocerse en sus páginas.
La lectura deja de ser solo un acto cognitivo de decodificación para transformarse en una experiencia multisensorial y profundamente transformadora, estrechamente vinculada con la arquitectura neurológica y emocional del lector. Los movimientos oculares —como las sacadas y microsacadas—, las respuestas emocionales activadas por el sistema visual, y el procesamiento fonológico —incluido el efecto sinestésico y la modulación vagal— son expresiones tangibles de una actividad cerebral integrada con potencial terapéutico.
Desde esta perspectiva, la biblioterapia puede entenderse como una herramienta de neurorehabilitación y bienestar, capaz de activar respuestas fisiológicas y psíquicas que favorecen la sanación, la introspección y el autoconocimiento. Su fundamento se apoya no solo en la tradición humanista y literaria, sino también en los recientes hallazgos de la neurociencia afectiva y cognitiva, que la posicionan como un puente entre el arte de leer y la ciencia de sanar.
Referencias
Benedetti, M. (1960). La tregua. Editorial Alfa.
Borges, J. L. (1949). El Aleph. [Editorial, si se tiene, y número de página de la cita literal].
Cortázar, J. (1963). Rayuela. Editorial Sudamericana.
García Márquez, G. (1967). Cien años de soledad. Editorial Sudamericana.
Proust, M. (1987). Por el camino de Swann (C. de C. Bruguera, Trad.). Alianza Editorial. (Obra original publicada en 1913).
Ramón y Cajal, S. (1897). Textos de Neurociencia. Alianza Editorial.
Román, A. M. (2019). Imaginarios sociales de exreclusos sobre la lectura y el sentido de la vida: la función de la biblioterapia en personas privadas de su libertad (tesis doctoral). Universidad Argentina John F. Kennedy, Argentina.
Rodríguez Picazo, P. (2024). Neuropsicobiología de la lectura en la segunda década del S.XXI. Respuesta de adultos afectos por procesos neuro inflamatorios. (Tesis doctoral). Tech Universidad Tecnológica.
Cómo citar este artículo:
Román, A. M (2025) Lectura y neurofisiología afectiva: sacadas, sinestesia y tono vagal en biblioterapia [Día Mes, Año de la consulta on line]