¿Qué estudia la psicología social?
Actualmente, la Psicología Social puede ser brevemente definida como el estudio científico de las relaciones entre las personas. Esta disciplina desarrolla un conocimiento sistemático acerca de las creencias, los sentimientos y las conductas de las personas, en relación con su medio ambiente social y los efectos que este medio social tiene sobre ellos.
Una definición más general podría estar asociada con el estudio científico de los pensamientos de las personas, de sus sentimientos, de sus acciones, y de la forma en que estos son afectados por otros individuos. Una de las primeras conclusiones a las que llegan los psicólogos sociales es que la interacción social produce diversos efectos en la percepción, la motivación, el aprendizaje y la adaptación del individuo en su medio. De esta forma, la tarea de los psicólogos sociales es investigar y comprender la naturaleza y las causas del comportamiento de las personas en situaciones sociales. Por ello la Psicología Social se interesa además en estudiar la actitud, el valor, las normas, la cohesión, lo grupal, los roles, las expectativas y los grupos de referencia. Estos y otros conceptos sirven para establecer un marco estructural que brinda la posibilidad de analizar desde una perspectiva científica las relaciones interpersonales, grupales, familiares y socio-comunitarias.
Actualmente la Psicología Social se ha constituido en el corazón mismo de la psicología moderna, ya que da lugar al entendimiento del funcionamiento mental de las personas en los contextos culturales más diversos.
Una situación social, con su contexto cultural característico no puede reducirse a un mero estímulo que se dirige desde una sola dirección para impactar en un sujeto e imprimirle una tensión por resolver, como lo han querido evidenciar los defensores de la escuela conductista de psicología social. Existen significados particulares que son compartidos en comunidad, se trata de construcciones de sentido subjetivas, a través de los cuales las personas recrean su entorno micro y macro social. El análisis de las interacciones y dinámicas grupales que la psicología social ofrece representa uno de los aspectos más enriquecedores en el mundo de las ciencias sociales, ya que facilita la lectura multicompleja del entramado socio cultural que constituye la red que teje el ser humano para vincularse en y con el mundo.
Tal como lo evidencian los estudios en psicología social, las personas suelen moverse por motivos que muchas veces exceden a consideraciones de la razón o de las normas de una determinada cultura. Es a partir de diversos enfoques que la psicología social amplía el horizonte de la dimensión del individuo que estudia la psicología. Existen diversas teorías psicológicas sociales, como las teorías motivacionales, las del aprendizaje y las cognoscitivas. En relación a las teorías motivacionales, podemos decir que se centran en las necesidades o motivos propios de los individuos. En este sentido, autores importantes como Viktor Frankl dieron lugar a la elaboración de interesantes contribuciones. Frankl denominó la voluntad de sentido a la primera fuerza motivante del hombre en la lucha por encontrarle un sentido a su propia vida. Este es uno de los pilares fundamentales de la corriente que este autor fundó, la Logoterapia.
Pesquisar la riqueza cultural en diferentes locaciones contribuye mucho al trabajo del Científico Social
La psicología Social, se ha desarrollado en su capacidad de intervenir como una ciencia a partir de que se instrumentara con dispositivos técnicos que responden a las exigencias de la epistemología moderna. Las nociones de Microsociología, por ejemplo, surgidas en los años 20, que tenía como finalidad la observación directa de pequeños grupos, dio lugar a pensar la dinámica cultural como un entramado del cual podían extraerse sus elementos estructurales objetivos, lo cual posibilitaba abordar a su estudio desde una mirada integral que no descuidara los aspectos cotidianos y más cercanos a los sujetos observados.
Los trabajos de Mayo en este sentido, dieron origen a lo que luego se denominó la Escuela de Chicago. Estos trabajos fueron un importante estímulo para los científicos sociales precursores ya que sentaba las bases de nuevas corrientes con este interés, en ciencias sociales, tales como el interaccionismo simbólico. Hewitt (1984) afirma que según estos psicólogos sociales la verdadera realidad no existe «fuera» del mundo real; «se crea activamente a medida que actuamos dentro y hacia el mundo» (Hewitt, 1984: 8;). Además, desde el interaccionismo simbólico se asevera que las personas fundamentan su conocimiento del mundo de acuerdo con la utilidad de las cosas en su cotidianeidad, modificando lo que no les sirve. Incluso, según esta corriente, los objetos físicos y sociales, son definidos en función de las relaciones que guardan las personas con estos y su utilidad. Por lo tanto, para comprender a los actores sociales, es preciso basarse en lo que hacen concretamente, y seguir sus movimientos de manera presencial y directa.
Por ello destacan tres aspectos centrales del interaccionismo simbólico:
• el análisis de la interacción entre el actor y el mundo;
• una concepción del actor y del mundo como procesos dinámicos y no como estructuras estáticas;
• la enorme importancia asignada a la capacidad del actor para interpretar el mundo social.
Los científicos sociales son los que permiten comprender que la riqueza de una cultura sirve como aspecto matricial que constituye uno de los componentes claves en la configuración del psiquismo en el ser humano. En su doble articulación, todo hombre se conforma en una unidad psicosocial la cual se desarrolla por una parte en la singularidad de cada subjetividad dentro de cada persona, y por la otra, a través del conjunto de roles sociales dados en un momento puntual de la historicidad colectiva, y que son ofrecidos al conjunto de miembros de una comunidad determinada en un tiempo concreto. Estos roles, en articulación con cada subjetividad operan a nivel de expectativas de vida para estos miembros.
Por ello para un científico social, resulta pertinente conocer el campo, es decir, poder asistir en la tarea investigativa para pesquisar al conjunto de caracterizaciones que pueden obtenerse en un escenario enmarcado psicosocialmente, es decir obtener de esa microsociología el despliegue de valores y atribuciones que dan sentido a la vida de esas personas, sobre todo articulándose con una cultura determinada. A este respecto, el dato interno sería, según Dilthey (1980), el basamento fundacional de las ciencias del espíritu, ya que dan lugar al conocimiento del mundo interior, al cual se accede en la autorreflexión, y en el intercambio simbólico con esos actores sociales (Dilthey 1980).
La importancia de la psicología social en pandemia
En toda crisis se ponen en juego los mecanismos de adaptación de las personas para sostener sus estilos de vida, muchas veces los factores psicológicos en sí mismo, pueden alterar el equilibrio biopsicosocial de una persona y causar daño. Sin embargo, gracias a la psicología social, es posible acceder a mucha información respecto de cómo debemos responder frente a situaciones de crisis como lo es una pandemia para garantizar lo mayor posible nuestro equilibrio psíquico y social.
Todos los cambios exigen una carga a nivel psíquico que puede desplegarse en mayor o menor grado según cada persona. En temas como toma de decisiones, liderazgo, estrés, comunicación eficaz, actitudes, comportamientos, los psicólogos sociales reunimos información científica actualizada que puede ser de mucha ayuda para salvaguardar una mejor adaptación en cualquiera de los diversos contextos sociales y culturales de la pandemia. En Nature Human Behaviour, Bavel y cols, puntualizan algunas recomendaciones para dar un sentido apropiado a la necesidad de preservar el bienestar en salud pública. Este tipo de aportes pueden muy bien ser contribuciones a los formadores de opinión pública, líderes y agentes de medios de comunicación. Sobre todo porque la Organización Mundial de la Salud declaró que «se considera que la comunicación sanitaria tiene relevancia para prácticamente todos los aspectos de la salud y el bienestar, incluida la prevención de enfermedades, la promoción de la salud y la calidad de vida». De ahí que podemos aquí a modo de facilitar con algunos ejemplos la clase de aportes que la psicología social puede puntualizar a este respecto:
La importancia de resaltar un nosotros a la hora de establecer comunicación con la comunidad.
La importancia de convocar a líderes religiosos o comunitarios para sostener un mensaje cooperativo en relación a los cuidados de salud pública en coherencia con las determinaciones de los profesionales de la salud.
Hacer más efectiva la norma prosocial a través de mecanismos de aprobación social sobre todo en redes sociales.
Incluso el término “distanciamiento social” sugieren cambiarlo por “distanciamiento físico”, toda vez que el segundo no afecta la idea de conexión comunitaria, lo cual puede dar lugar a distorsiones severas respecto del cumplimiento de protocolos.
Entre otras consideraciones que pueden ser avaladas por estudios en psicología social, hay que ser cuidadosos con fomentar el miedo, ya que toda amenaza es percibida de diferente manera por personas diferentes y esto en algunos casos puede generar un malestar profundo, y desencadenar en otros cuadros psicopatológicos producto del desgaste por estrés.
En otro sentido en Psicologia Social se estudia el “sesgo de optimismo” como una tendencia de las personas a atribuir a los demás mayores probabilidades de contraer una enfermedad o una mala experiencia que a ellos mismos. Este sesgo es uno de los mayores inconvenientes en el cuidado de una pandemia en la que el contagio se produce con tanta facilidad.
Bavel y cols, En Nature Human Behaviour, mencionan la importancia que tiene edificar un mensaje que se situe entre estos dos polos, es decir, que no incite a la amenaza ni propenda al sesgo de optimismo.
La percepción social se comprende como un aspecto de la ciencia del comportamiento digno de indagación para los psicólogos sociales, ya que aquello que resulta significativo para una persona dependerá en gran medida de su ambiente social. En este contexto las emociones influyen en el grado en que las personas otorgan significado a los acontecimientos, pero lo más interesante, que se ha constatado desde la psicología social es que una emoción negativa puede suscitar un mayor grado de atención perceptiva hacia fuentes de información que confirmen o justifiquen esa emoción. Esto implica una retroalimentación negativa que favorece la cronicidad de alteraciones emocionales de naturaleza desadaptativa. Cuando observamos un matiz negativo en las noticias diarias respecto de la pandemia, en contraste con uno positivo (muertes frente a recuperados) consideramos que el tratamiento mediatico es ineficaz desde el punto de vista de la salud pública, pero sin duda promueve más el consumo irracional en todo sentido.
El prejuicio y la discriminación suelen crecer exponencialmente cuando emociones negativas como el miedo se vuelven crónicos. Varias investigaciones en psicología social sugieren que la amenaza modifica las percepciones que las personas tienen de sí mismas y frente a los demás, sobre todo cuando se trata de grupos pertenecientes a otras etnias. El etnocentrismo aumenta en cuanto un mayor índice de amenaza es percibido. Es decir que las pandemias pueden ser un nexo que facilita la estigmatización social. Estos señalamientos podrían dar lugar a la reflexión y resignificación del sentido. Otorgar la oportunidad de actuar en el mundo de otra manera es el fundamento último de las ciencias sociales. Por ello la crisis es sinónimo de oportunidad.
La desigualdad sociocultural
Tan solo pensar en las dificultades extra que deben afrontar quienes cuentan con recursos nulos o muy escasos frente a la pandemia es motivo suficiente para notar que la población marginal está expuesta a un mayor riesgo de infección.
Esta vulnerabilidad se vuelve un estigma social cuando las oportunidades de movilidad social de una sociedad quedan supeditadas a los vaivenes económicos característicos de los países en vías de desarrollo. Al mismo tiempo que refleja una cierta incapacidad social de percibir las necesidades de los demás se ubica en una dimensión mayor como un problema estructural y socio económico no exento de cierta acentuación del individualismo, el egoísmo y la competencia inescrupulosa. Estos grupos de riesgo sumidos en la pobreza suelen padecer otras complejidades en materia de salud, predisposición más alta a la enfermedad, baja inmunidad, enfermedades crónicas pulmonares y cardíacas, tasas de morbilidad más elevadas.
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Existen además los grupos vulnerables, que son característicos de otras realidades psicosociales, tales como refugiados políticos, grupos de la tercera edad, minorías étnicas, poblaciones privadas de su libertad, etc. Es muy notable la alta presencia de grupos étnicos minoritarios o estigmatizados entre las personas que se encuentran debajo de la línea de pobreza.
Resulta interesante lo que la revista Sciencie ha mencionado al hablar de la gripe española cuando señaló las dificultades humanas en el tratamiento eficaz y preventivo de la pandemia:
Las personas disminuyen los riesgos a los que están expuestas.
Las personas tienen una naturaleza nómade, el aislamiento es contrario a su impulso natural.
Las personas son agentes de contagio porque actúan de manera inconsciente frente a sí mismos y frente a los demás.
Conclusión
Se ha puntualizado la emergencia de la psicologia social como una disciplina que es capaz de esclarecer cómo nos relacionamos las personas de acuerdo con factores tales como la cultura, la sociedad, las normas, entre otras variables. Hemos visto la importancia de este tipo de enfoques ya que pueden proveer herramientas para afrontar las crisis por diversas causas, entre las cuales se encuentra la pandemia. Hicimos mención de algunas consideraciones básicas para aproximarnos a la relevancia de la mirada psicosocial y cómo esta puede impactar en beneficio de un mayor arsenal de recursos de promoción del bienestar social y de la salud, a través de poder identificar tendencias sociales y actuaciones que carecen de un fundamento racional sólido y que pueden ser restituidas por conductas prosociales. En lo más específico desarrollamos brevemente categorías de la psicologia social tales como factores de comunicación, percepción social de la amenaza, estrés, liderazgo y afrontamiento. Sin duda podemos ampliar estas categorías hacia la exploración de otros factores de relevancia para la salud pública y la psicologia social como por ejemplo las relaciones intimas, el auto aislamiento, el forzamiento a la convivencia repentina, la agresión familiar y domestica, entre muchos otros.
Sin embargo resaltamos el carácter de promotor de la salud pública que se asocia con la Psicología Social sobre todo en su tarea de difundir investigaciones en temas diversos que atañen al comportamiento humano de manera científica y con miras a dar herramientas para el alcance de la población en general, con las cuales mejorar en alguna medida su situación actual.
Referencias
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Cómo citar este artículo
Román, A. (2020). Psicología Social y su importancia en Pandemia [Día, Mes, Año de la consulta en línea] https://antonioroman.info/psicologia-social-y-su-importancia-en-pandemia/