El bienestar en la cultura
Una mirada desde lo empírico y la episteme
Una mirada desde lo empírico y la episteme

La disciplina en Foucault y como sobre las flojas fibras del cerebro se asientan los Imperios más sólidos

Tiempo de lectura: 8 minutos

«Vigilar y castigar» es una obra escrita por el pensador francés Michel Foucault publicada en 1975 que expone las relaciones de poder, las tecnologías de control y los mecanismos sociales detrás de los cambios que se produjeron en los sistemas penales durante la era moderna.

Esta obra desarrolla básicamente dos tesis: 

La primera consiste en que la pena ha sufrido una transformación que responde a los cambios político-económicos de las sociedades occidentales. 

El libro inicia con el impactante relato del suplicio al que fue condenado Robert François Damiens, acusado de intento de regicidio contra el Rey de Francia Luis XV. EL hecho ocurrió el 5 de enero de 1757 cuando el Rey subía a su Carruaje en el Palacio de Versalles y Damiens lo atacó con un cuchillo. La condena se ejecutó  el 2 de marzo de del mismo año. 

Foucault utiliza como fuente “Pièces   originales ft procédures du procès fait à Robert-François Damiens, 1757, t. MI,pp. 372-374” y efectúa el siguiente relato en su libro :  

«pública  retractación ante  la puerta principal  de la Iglesia de París»,  adonde debía ser «llevado y conducido   en una carreta, desnudo, en camisa, con un hacha de cera encendida de dos libras de peso en la mano«; después, «en dicha carreta, a la plaza  de Grève, y sobre un cadalso que allí habrá sido levantado [deberán serle] atenaceadas las tetillas,  brazos, muslos y pantorrillas, y su mano derecha, asido en ésta el cuchillo con que cometió dicho parricidio, quemada con  fuego de azufre, y sobre las partes atenaceadas se le verterá plomo derretido, aceite hirviendo, pez resina ardiente,  cera y azufre fundidos juntamente, y a continuación, su cuerpo estirado y desmembrado por cuatro caballos y sus miembros y tronco  consumidos en el fuego, reducidos a cenizas y sus cenizas arrojadas al viento«.

Foucault, Michel 1926-1984 Vigilar y castigar : nacimiento de la prisión. Buenos Aires : Siglo XXI, 1989. Pág. 11.

La segunda tesis se basa en la afirmación de que existe un conjunto de elementos materiales y de técnicas que sirven de armas, de relevos, de vías de comunicación y de puntos de apoyo a las relaciones de poder y de saber que cercan los cuerpos humanos y los dominan haciendo de ellos un objeto de saber.

Foucault expone que el castigo en forma de ejercicio y aislamiento, soportado en la prisión como institución, termina imponiéndose en las sociedades modernas, en parte, debido a la incursión de un nuevo mecanismo de poder: la disciplina:

“La disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo (en términos económicos de utilidad) y disminuye esas mismas fuerzas (en términos políticos de obediencia)”

Foucault, Michel 1926-1984 Vigilar y castigar : nacimiento de la prisión. Buenos Aires : Siglo XXI, 1989. Pág. 126 y 127.

La disciplina emplea varias técnicas para la distribución de los individuos en el espacio:

1) La clausura, esto es, el encierro obligatorio para controlar y mantener el orden de las personas en su interior, la especificación de un lugar heterogéneo a todos los demás y cerrado sobre sí mismo. Lugar protegido de la monotonía disciplinaria.

2) La localización elemental o división en zonas. A cada individuo se le asigna su lugar, evitándose así las distribuciones por grupos. Se trata de saber dónde y cómo encontrar a los individuos, poder en cada instante vigilar la conducta de cada cual, apreciarla, sancionarla, medir las cualidades. La disciplina organiza un espacio analítico.

3) Los emplazamientos funcionales: son lugares determinados que se fijan para responder a la necesidad de vigilar, de romper las comunicaciones peligrosas entre los individuos, pero también para crear un espacio útil.

4) El rango. En la disciplina, los elementos son intercambiables, puesto que cada uno se define por el lugar que ocupa en una serie y por la distancia que lo separa de los otros. La disciplina individualiza los cuerpos por una localización que no los implanta, pero los distribuye y los hace circular en un sistema de relaciones. Se distribuye a los individuos según sus valores o méritos especialidades, jerarquizando el saber o la capacidad.

Al organizar las celdas, los lugares y los rangos, las disciplinas fabrican espacios a la vez arquitectónicos, funcionales y jerárquicos

Las disciplinas deben ser entendidas, entonces, como aparatos para sumar y capitalizar el tiempo. Para esto se valen de cuatro procedimientos:

1) “Dividir la duración en segmentos, sucesivos o paralelos, cada uno de los cuales debe llegar a un término especificado. […] descomponer el tiempo en trámites separados y ajustados”

2) Organizar estos trámites en sucesiones de elementos tan simples como sea posible, combinándose según una complejidad creciente.

3) Finalizar estos segmentos temporales con una prueba que tiene una función triple: indicar si el sujeto ha alcanzado el nivel estatutario, garantizar la conformidad de su aprendizaje con el de los demás y diferenciar las dotes de cada individuo.

4) Disponer series de series. Los ejercicios comunes tienen un papel diferenciador y cada diferencia lleva consigo ejercicios específicos. Al término de cada serie, comienzan otras, forman una ramificación, y se subdividen a su vez. Cada individuo está incluido en una serie temporal que define específicamente su nivel o su rango.

La seriación de las actividades hace posible llevar un control detallado y, eventualmente, realizar diferenciaciones, correcciones, depuraciones o eliminaciones en cada segmento de la sucesión. Las disciplinas hacen aparecer un tiempo evolutivo lineal, a la vez que las técnicas administrativas y económicas configuran un tiempo social de tipo serial; de esta forma, se entiende la evolución en términos de progreso de las sociedades y de “génesis” de los individuos

Ya se trate de fuerzas militares o de fuerzas productivas, Foucault plantea una nueva exigencia para la disciplina: conformar un aparato eficaz cuyo efecto sea superior a la suma de las fuerzas elementales que la componen. Esta composición de fuerzas se traduce de las siguientes maneras:

1) El cuerpo singular se convierte en pieza de una maquinaria, en un elemento que puede ser colocado, movido, articulado sobre otros. La variable que lo define no es ya su fuerza, sino el lugar que el cuerpo-segmento ocupa en el conjunto.

2) Aparecen asimismo series cronológicas que la disciplina debe combinar para formar un tiempo compuesto, de manera que pueda extraerse la máxima cantidad de fuerza de cada pieza y ésta se ajuste a las otras para combinarse en un resultado óptimo.

3) Esta combinación de fuerzas debe estar regida por un sistema preciso de mando que repose sobre la base de órdenes breves y claras que provoquen el comportamiento deseado.

“En resumen, puede decirse que la disciplina fabrica a partir de los cuerpos que controla cuatro tipos de individualidad, o más bien una individualidad que está dotada de cuatro características: es celular (por el juego de la distribución espacial), es orgánica (por el cifrado de las actividades), es genética (por la acumulación del tiempo), es combinatoria (por la composición de fuerzas)”.

Escuchemos una vez más a Servan: es preciso que las ideas de crimen y de castigo estén fuertemente ligadas y «se sucedan sin intervalo… Cuando hayáis formado así la cadena de las ideas en la cabeza de vuestros ciudadanos, podréis entonces jactaros de conducirlos y de ser sus amos. Un déspota imbécil puede obligar a unos esclavos con unas cadenas de hierro; pero un verdadero político ata mucho más fuertemente por la cadena de sus propias ideas. Sujeta el primer cabo al plano fijo de la razón; lazo tanto más fuerte cuanto que ignoramos su textura y lo creemos obra nuestra; la desesperación y el tiempo destruyen los vínculos de hierro y de acero, pero no pueden nada contra la unión habitual de las ideas, no hacen sino estrecharla más; y sobre las flojas fibras del cerebro se asienta la base inquebrantable de los Imperios más sólidos«.

Foucault, Michel 1926-1984 Vigilar y castigar : nacimiento de la prisión. Buenos Aires : Siglo XXI, 1989. Pág. 126 y 127

Un claro ejemplo que concuerda con esta afirmación de Joseph Michel Antoine Servan (que toma Foucault en su libro) es el discurso del General De Gaulle pronunciado el 22 de junio de 1940 en la radio de Londres (BBC). Fue un arma mucho más poderosa que las desplegadas por  Adolf Hitler en suelo francés.  

Un testimonio tomado por en Le Nouvel Observateur cuenta esta anécdota luego del discurso. «Yo estaba prisionero y un camarada me dijo: ‘Hay un general al que nadie conoce que está en Londres, y nos ha pedido que nos unamos a él’. Me escapé al día siguiente»

El cartel, resumen con mayor fuerza el discurso del Gral. De Gaulle del 22 de junio de 1940. “Francia ha perdido una batalla, pero no la guerra” fue un lema, un objetivo e incluso una excusa a quienes se hubieran rendido o estaban a punto de hacerlo.
Culmina con la frase: “¡Viva la Francia libre en el honor y en la independencia!”
Es una pieza del «Musée de l´Armée» en el complejo arquitectónico Hôtel National des Invalides (Los Inválidos) situado en París, Francia. fotografia tomada por el Dr. Antonio Martín Román en 2018

Referencias

  • Foucault, M. (1975). Vigilar y castigar: El nacimiento de la prisión. (A. Garzón del Camino, Trans.). México: Siglo XXI.
  • Foucault, M. (1996). La verdad y las formas jurídicas. (E. Lynch, Trans.). Barcelona: Gedisa.
  • El discurso radiofónico que convirtió a De Gaulle en un líder. 16 de abril de 2020 https://www.ersilias.com/discurso-del-general-de-gaulle-pronunciado-el-22-de-junio-de-1940-en-la-radio-de-londres-bbc/
  • Siempre nos quedará De Gaulle. 16 de abril de 2020 https://elpais.com/diario/2010/06/18/internacional/1276812007_850215.html

Cómo citar este artículo Formato APA 2019

Román, A. M. (2020). La disciplina en Foucault y como sobre las flojas fibras del cerebro se asientan los Imperios más sólidos [día, mes, año de la consulta on line] https://antonioroman.info/la-disciplina-en-foucault-y-como-sobre-las-flojas-fibras-del-cerebro-se-asienta-los-imperios-mas-solidos/